And the Hippos Were Boiled in Their Tanks

Pasemos un momento por alto el hecho de que la película Kill Your Darlings (2013) considera más acertado incluir una canción de TV On The Radio a potenciar la experimentación del jazz en los escritores de la generación beat, olvidemos ese desliz sonoro por el tema central, el incidente que unió a diversos autores y propició que múltiples perspectivas fueran liberadas a lo largo de los años, excepto la de los protagonistas directos, que tras varios intentos no lograron que se publicara su versión a cuatro manos y posteriormente decidieron silenciarla como un trato entre caballeros. Nada saldría a la luz hasta que su personaje central muriera.

La visión de John Krokidas para Kill Your Darlings parte de Allen Ginsberg, que cerró el círculo del asesinato cometido por su amigo Lucien Carr de diversas formas, primero a través de la dedicatoria de Howl, el poema donde las mejores mentes de una generación son destruidas por la locura, “hambrientas histéricas desnudas”. Posteriormente por medio de cuentos y hasta su biografía, donde describió coloridamente su relación con el rubio de ojos azules, hermoso, brillante, un fascinante personaje que también incendiaba la mente de sus otros amigos en “el círculo de libertinos”, William S. Burroughs y Jack Kerouac.


Lucien Carr, fue clave en el círculo original la ciudad de Nueva York de la generación beat, posteriormente trabajó durante muchos años como editor de United Press International y obtuvo varios reconocimientos como periodista, pero entre esos dos puntos existe un incidente que une el filme Kill Your Darlings, Howl y la colaboración entre Burroughs y Kerouac titulada And the Hippos Were Boiled in Their Tanks, además de ser el lazo que inspiró muchas historias de esa generación, algunos dicen que la definió, en realidad es un instante de un momento más grande en el que parecen sostenerse argumentos por todo Nueva York en la década de los 40 y concluyen con un “¡me importa una mierda!" para empezar a “empujar maldiciendo y arañando al hombre de al lado”.

Mientras Kill Your Darlings parte de una versión más cercana a los hechos reales, And the Hippos Were Boiled in Their Tanks es un recuento de los hechos desde dos perspectivas que terminan uniéndose alrededor de una novela de misterio. Will Dennison (Burroughs) y Mike Ryko (Kerouac) le dan un giro al asesinato, no se centran en él pero nos llevan a través de diversas anécdotas a ese momento. Juntan hechos, los transforman y capturan escenas de comedia e instantes absurdos, logran una larga broma que se convierte en el estilo literario del que ya se impregnaban, desarrollan su voz con capítulos intercalados como un retrato de un segmento perdido de su generación, que en su hervor emergía como algo duro, honesto y sensacionalmente real.

Entre el asesinato de Riverside Park en agosto de 1944 y la novela de Burroughs y Kerouac hay solo un año de diferencia, sin embargo fueron otros estudiantes de la Universidad de Columbia los que lograron mostrar el impacto que tuvo el hecho en el círculo de libertinos. And the Hippos Were Boiled in Their Tanks no es precisamente el mejor momento de ambos autores, pero llegar a esas letras es parecido a asomarse por la ventana de las probabilidades y encontrar los pequeños detalles que los conducirían a Junkie y On The Road.

And the Hippos Were Boiled in Their Tanks fue el primer fracaso de ambos escritores, fue rechazado por las editoriales en múltiples intentos, Kerouac insistió bastante en publicarlo hasta su muerte por cirrosis en 1969, pero Burroughs desistió en el asunto e incluso demando al New York en los 80 cuando la revista incluyó algunas frases del libro en un artículo sobre el autor; mucho tiempo antes había hablado sobre la novela con el protagonista de los hechos reales, incluso había intercedido en favor de Ginsberg cuando este se arrepintió por haber realizado ciertas declaraciones que dañaron su relación con Lucien Carr, William trataba de respetar la amistad guardando el incidente que muchos colegas periodistas ignoraban, Carr no quería ser recordado por un asesinato que supuestamente había impactado a toda una generación de escritores.

Al final, quien logró que ese momento previo a la fama de los beats fuera nuevamente considerado fue James Grauerholz, apoderado legal de Burroughs y amigo de Lucien Carr, a quien prometió liberar la novela hasta después de su muerte, ocurrida en el año 2005. Tres años después la historia fue liberada.

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