La temporada concluye, inicia el síndrome de abstinencia

Como explica Chuck Klosterman en su libro Eating the Dinosaur, en 1905 murieron 18 jóvenes jugando fútbol, por tal razón el presidente Theodore Roosevelt exigió que el deporte fuera prohibido durante un año. Finalmente Roosevelt, siendo un fanático del deporte que no resistió la carestía, decidió que se levantaría la prohibición si las reglas se modificaban.

Los cambios fueron pocos, como la distancia necesaria para realizar el primer down y la legalización del pase, penalizado durante décadas y que en la actualidad mantiene el juego por aire con una velocidad que ha exigido nuevas reglas para evitar las lesiones en jugadores con cada vez mayor capacidad y potencia demoledora.

"Interesante, pero el cambio de reglas de Roosevelt no cambió significativamente la violenta naturaleza del fútbol colegial", explica Klosterman. "Para 1909, el número de muertos a nivel nacional aumentó a 33. Pero esto reinventó intelectualmente el potencial del fútbol. Fue como tomar el acto de golpear a alguien en la cara y transformarlo en el boxeo. Repentinamente, hubo múltiples dimensiones de la ofensiva para avanzar rápidamente tanto en el plano de la X como en el de la Y. El campo de juego técnicamente seguía siendo del mismo tamaño, pero era más basto".

Lejos de la prohibición de Roosevelt, pero pronto entraremos en la sequía que incluye al fútbol canadiense, la liga de arena y la liga de lencería (que ya no es tal porqué busca un reconocimiento menos sexista como Legends, pero aún bajo los términos de poca ropa como principal atractivo), propuestas que pretenden con poco éxito llenar el vacío que deja cada año la NFL de febrero a mediados de agosto (para el aficionado la pre temporada también cuenta).

Aparentemente no existe otra opción, al menos eso nos hace pensar el canal de la NFL, que hábilmente sabe explotar la carestía con el largo archivo cinematográfico iniciado por Ed Sabol en 1962 más el agregado de los puntos clave de cada temporada, que nos enganchan a los aficionados al Combine, el Draft, los campos de entrenamiento y todo lo que nos lleve con tranquilidad hasta la siguiente temporada en el otoño, sin embargo las propuestas no han faltado, al menos en cuatro ocasiones se ha buscado mantener una liga de primavera a verano, pero no con gran éxito.

Desde la unión de la NFC y la AFC se ha buscado la otra alternativa para la temporada de No Fun League, empezando con la United Football League (UFL) de 1961 a 1964, el serio intento que fue la United States Football League (USFL) de 1983 a 1985, pero que fue arruinado por Donald Trump, dueño de los New Jersey Generals, al buscar el cambio al otoño para competir con la NFL; hasta el intento europeo de la National Football League, que operó de 1991 a 2007 y se convirtió en un terreno fértil para jugadores que no encontraban lugar en el territorio estadounidense (entre ellos muchos mexicanos).



El más reciente intento fue nuevamente la UFL, una liga profesional que adoptó a muchos que no encontraron lugar en la NFL y tampoco se sentían a gusto en la liga de arena, no nació como una alternativa de primavera-verano sino como la competencia directa en el otoño. Su primera temporada tuvo lugar en octubre de 2009 con tan solo cinco equipos que probaron suerte en territorios en los que actualmente no tiene presencia la NFL. Hasta el 2012 mantuvieron la competencia por la atención de los seguidores de la apretada agenda de otoño, que incluye no solo a los 32 equipos de la liga nacional profesional, también tiene los diferentes enfrentamientos a nivel colegial.

Es tan basto el escenario que nos hace volver año con año, pero a diferencia de algunos prefiero que sea un entretenimiento de pocos meses, soporto el síndrome de abstinencia de tocho con gusto, aunque no pierdo de vista en enero que se aproxima esa fecha en la que, en un contexto menos trágico, nos acercamos a la frase de Hunter S. Thompson: "la temporada de fútbol ha terminado".


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