La grabación de la tercera producción de Soda Stereo, ‘Signos’, desde un principio fue toda una odisea. Cuando decidieron entrar en el estudio de grabación no había temas compuestos de antemano, y la única premisa era lograr algo nuevo y diferente. Así improvisaron a oscuras durante horas, con una grabadora registrando todo lo que sucedía ahí.
Era claro que los integrantes del grupo querían dejar el sonido de sintetizadores y volver al órgano y al piano, surgiendo la producción en la sala de ensayos y variando la música hasta llegar a una fusión más personal. El resto estuvo en manos de Gustavo Cerati, que en esa época se había comprado su primer estudio portátil y que trabajó sin descanso en las composiciones.
El lenguaje de ‘Signos’ es más abstracto que en sus discos anteriores, con imágenes “un poco retorcidas”. En este material hubo dos colaboraciones externas al grupo, una de ellas es una de las canciones más conocidas de Soda Stereo, ‘Persiana Americana’, cuya historia se encontraba en revisión desde el disco anterior.
‘Persiana Americana’ fue compuesta por Gustavo Cerati al lado de Jorge Daffunchio, un director de cine que dedicaba la mayoría de su tiempo a la enseñanza en una secundaria en Argentina. La historia comenzó cuando ambos se pusieron en contacto en un concurso que organizaba una estación de radio, donde los interesados debían mandar letras para algunos músicos (entre los que se encontraba Cerati), para que ellos las completaran musicalmente.
“Mandó un tema llamado ‘Cine Negro’, y si bien no la elegí porque era complicado ponerle la música, en el programa mencioné al aire que me había gustado mucho. La cuestión es que me llamó para darme más letras, y después de muchas reuniones terminamos haciendo ‘Persiana Americana’. Es una letra un tanto histérica, ¿no? Con toda esa onda de Brian de Palma”, explicó alguna vez el propio Cerati.
Detrás de ‘Persiana Americana’ las imágenes se mueven por medio de la música, hilando la historia a través de las palabras. El largometraje hecho canción atraviesa por diversos momentos, siguiendo a un solo personaje seccionado por una persiana.
Así encontramos al personaje en medio del voyeurismo, siendo perseguido conscientemente por alguien que goza profundamente esas visiones. El espectador mira a través de unos binoculares o algún artefacto similar (Yo te prefiero fuera de foco, Inalcanzable), mientras su objeto de admiración realiza una rutina a través de una persiana (Tus ropas caen lentamente. Soy un espía, un espectador. Y el ventilador desgarrándote).
Es claro que el acercamiento no es lo que importa (Es una condena agradable el instante previo. Es como un desgaste, una necesidad, más que un deseo). El espectáculo de ventana a ventana continúa por mutuo acuerdo, repitiéndose con una mayor intensidad cada vez (Estamos al borde de la cornisa, casi a punto de caer. No sientes miedo, sigues sonriendo. Sé que te excita pensar hasta dónde llegaré).
El espectador jamás se acerca a su objeto del deseo, la historia no permite saber si el personaje es realmente inalcanzable o es el puro goce voyeurista, sin embargo cada visión concluye casi al llegar a un clímax, en donde las persianas se cierran y la vista se nubla con una gran satisfacción. La escena volverá a repetirse.
Persiana Americana – Soda Stereo
Escrita por Gustavo Cerati / Jorge Daffunchio
Lanzada originalmente en 1988 en el disco 'Signos’
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