En una semana en la que el abandono de redes es un movimiento socialmente virtual, que la pregunta más frecuente en Google es el proceso para desactivar el rastreo del propio Google y que los usuarios del metro de la Ciudad de México descubrieron que el Wi-Fi gratis tiene un costo en la protección de tus datos, fue inevitable regresar a los temas que ya abordaba el escritor William Gibson, que en el 2003 al lanzar una trilogía insinuaba que el futuro distópico ya lo había superado, el presente era más interesante y de la misma manera preocupante.
A iniciar el recorrido por los libros de William Gibson recibes promesas de un futuro entre escombros humanos y tecnología, la información es un objeto ilícito y con un valor de cambio en el bajo mundo, pero conforme fueron avanzando las historias y los libros, el autor fue moldeando sus realidades distópicas y el cyberpunk a algo que a veces nos resulta al mismo tiempo cercano y extraño.
El ambiente de 'Pattern Recognition' es el de la actualidad, donde observamos, digerimos e interactuamos a través de pantallas. Si Alicia cruzó el espejo para encontrar un nuevo mundo, lo que hace Gibson es ubicarnos viviendo en él, dentro del reflejo de las apariencias, el detalle retro de múltiples explicaciones, la divergencia de tendencias, el manejo de datos inútiles y el nuevo tópico que se apaga rápidamente con la siguiente novedad.
Se trata de una realidad que parece un reflejo, donde la mayoría se gana la vida "distinguiendo intensidades y direcciones de lo atractivo" entre Londres, Tokio y Moscú, los productos son lo que guardan en su explicación y la sensibilidad psicológica es algo que millones de personas pueden percibir a través de fragmentos de vídeos, el deseo humano mostrado a través de patrones que se vuelven virales, se convierte en objeto de estudio y obsesión de mercadólogos e ideólogos.
Los "metrajes" son la búsqueda del significado en un mundo contemporáneo, sumamente unido por redes y objetos, extrañamente separado tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York. La protagonista es Cayce Pollard, una coolhunter con serias fobias a los logos corporativos, la única capaz de entender el misterio de las imágenes sobre una pareja atemporal en diversos momentos de una existencia que todo mundo desconoce pero adora, y la extraña conexión entre ésta y la realidad, comprendiendo que nada es lo que parece y posiblemente lo que se parece realmente sea algo más que lo viral.
Partiendo del movimiento underground que llega al mainstream, el metraje tiene todas las posibilidades de convertirse en un producto, vender algo o ser simplemente la mejor campaña publicitaria que se haya realizado sin definir que ofrece. El mundo espejo antes de 'Black Mirror', como ese reflejo o reconocimiento de patrones, es la constante búsqueda de un significado del contexto sin un contexto reconocible entre marcas, identidad y globalización.
Gibson continúa su exploración dentro de la literatura cyberpunk, nunca nos decepciona en el área de “la alta tecnología y bajo estilo de vida”. Del espejo saltamos a febrero de 2006 y la continuación del universo presentado en “Pattern Recognition”, ese mundo tan cercano a nuestra actualidad y que con todo acierto se denomina “Spook Country”.
La mezcolanza de idiomas y nacionalidades, además del intercambio ilícito de información, permanecen como característica de las historias de Gibson, en este caso el protagonista es un cubano de casi 20 años que habla fluidamente el ruso y que su principal trabajo involucra el manejo de información sumamente delicada. Como en todas las historias del escritor, una situación normal cambia drásticamente en cuanto aparecen una chica, un junkie y un militar algo corrupto, quienes entre líneas critican el espionaje, la naturaleza de los medios y los fenómenos socioculturales.
En el último punto de la trilogía, 'Zero History', continuamos con los mismos personajes, sin embargo los metrajes que ahora nos hacen pensar en los clips que inundan las historias de Instagram y Facebook y el uso de datos nos llevan a la creación de marcas secretas, cuando apareció la novela en el 2010 los conceptos de streetwear y wearables todavía no estaban en nuestro lenguaje habitual... tendremos que leer nuevamente este último capítulo de la serie, porque según recuerdo la ropa de muchas maneras desgarraba el tejido social, ¿qué sigue después del mundo de las apariencias y los fragmentos de vida que se toman como un todo para juzgar a otros?
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