Aunque acababa de celebrar su cumpleaños 69 cuando lo perdimos, “David Bowie” tenía menos años de vida cuando abandonó a David Jones.
El cambio de nombre permitió al joven de 20 años convertirse en alguien más, no en un camaleón, nunca quiso ocultarse, por esa razón agradeció el golpe que paralizó su ojo después de la discusión con su amigo George Underwood, ese fue el punto de partida para el aspirante a cantante y músico hambriento de fama. Se convirtió en todo lo que quería ser, una especie de “todos los hombres” como después se describiría a si mismo.
En torno a artificios y afectaciones, tratando de poner orden en un hombre que estuvo viviendo a propósito en el caos, la historia de David Bowie como un artista, de instantes brillantes y otros tantos confusos, no se entiende sin los discos sobre personajes específicos. Aunque en sus primeros años Bowie cambiaba de estilo musical como cambiaba de peinado —desde el blues al music hall y el pop – es posible percibir lo que ocurriría después de las canciones “Liza Jane” y “The Laughing Gnome”, todo está relacionado con los dos años en los que no lanzó ningún material, periodo en el que dejó que la influencia de Lindsay Kemp le permitiera materializar diversos personajes.
Antes que Major Tom, estuvo Pierrot, el mimo del que saltarían estruendosamente Ziggy Stardust, Halloween Jack y el alter ego que examinaremos aquí: The Thin White Duke.
Viendo a la distancia, es fácil observar, pero en su momento se olvidaron las intenciones debido a las declaraciones escandalosas de cada uno de los tres personajes que acabo de mencionar, como alborotador de masas, David Bowie centró en su persona la bisexualidad, la androginia y la supuesta admiración por Hitler, sin embargo de vez en cuando se encargó de recordarnos que todo lo que veíamos era una puesta en escena.
Las supuestas inclinaciones siniestras no eran otra cosa que en un acto de clown, de alguien utilizando su cara como lienzo para pintar el espíritu de nuestros tiempos. El mimo de cara blanca y pantalones holgados, tal como se mostraba Pierrot, tal vez no era tan evidente, pero se trataba de la continuidad de un acto que inició con un astronauta atrapado en una lata en el espacio, el cual por cierto se mantuvo apareciendo hasta Blackstar.
El argumento de Bowie era que sostenía un espejo, reflejaba a través de un personaje simbólico una dramatización que en tiempos de The Thin White Duke, con el uso de la palabra “zeitgeist”, desató en más de una ocasión la controversia a su alrededor. El alter ego del disco “Station To Station” giraba más alrededor del concepto de futurismo, más que del nazismo, sin embargo sus intenciones fueron opacadas por los comentarios sobre el fascismo y las fotografías tomadas en el momento oportuno para congelar la imagen en lo que parecía un “hail, hail, rock and roll”.
Antes de llegar a los hechos de 1976 y las declaraciones que opacaron 'Station To Station', la historia cuenta que Bowie concibió una figura arrogante y fría con un cigarrillo Gitane permanentemente entre los labios mientras observaba cínico las maravillas del rock and roll industrializado. En las propias palabras de Bowie, se trataba de "un personaje muy desagradable de hecho", pero el espectáculo que lo respaldaba era alegre y glamoroso.
Como todo personaje concebido por David Bowie, The Thin White Duke surge de diferentes referencias, la primera impresión parte del cover que realiza la cantante Lulu de 'Watch That Man' en enero de 1974, llega a Top Of The Pops con una apariencia andrógina, traje color carbón, corbata y sombrero de gángster que llevaba una notable semejanza con el vestuario del futuro Thin White Duke, a lo que posteriormente se le sumarían códigos cabalísiticos, referencias directas de Aleister Crowley, que previamente habían sido nombrados por Bowie en su canción de hombre y súper hombre ‘Quicksand’, que junto con los mitos gnosticos del otoño donde se combinaba la sexualidad con lo racial y lo oculto terminan de redondear las ideas que Bowie acariciaba en 1976.
La creación de ‘Station to Station’ no solo anticipaba los cambios musicales que se darían en 1976, con la aparición del punk y la música disco como el género dominante, fue la salida de David Bowie de un limbo sumamente atractivo que duró dos años en Estados Unidos. El glamour de Thin White Duke fue parte intrínseca de ese instante, sobre todo porque significaba un contraste con la figura femenina de Ziggy Stardust y la masculinidad del duque, la pulcritud de la década de los 30 y el corte de cabello engominado no podían ser más claros, pero al mismo tiempo nos llevaban a aquello que presentó la cantante Lulu en 1974, había un indicio de depravación detrás de la camisa blanca y el chaleco limpio, era erótico, evocador y nos llevaba a ese instante en que la mujer pensante se empezó a revelar con su vestuario.
Sin duda es uno de los más glamorosos personaje de Bowie, pero el superhombre también emergía de la apariencia enfermiza de Thomas Jerome Newton en la película The Man Who Fell To Earth, que posteriormente es trasladada a la portada de 'Station To Station'. La falta de color del personaje en muchos sentidos empieza a reflejar el estado mental de Bowie, sus extravagancias en ese momento incluyen experimentar con el sistema Tattva, en cuyo proceso se combinan colores complementarios para elevar la conciencia y transportar magos al plano astral.
Los estresantes cambios que vivía David Bowie en 1975 no eran tan evidentes para quienes lo rodeaban hasta que las revistas Rolling Stone y Playboy nos llenaron de anécdotas a través de un joven de 17 años que penetró al círculo cercano para engrandecer la leyenda de alienación presente en ese periodo. El reportero Cameron Crowe capturó un comportamiento errático donde las velas negras, las botellas llenas de orina, el exorcismo de una piscina, los demonios robando semen o atacando al cantante a través de fotografías fueron más allá de la música y nos llevaron al plano del sensacionalismo.
Viviendo tan solo de pimientos rojos y verdes, David Bowie se quebró a si mismo física y mentalmente aislándose. En una mezcla de paranoia maníaco depresiva, la parafernalia emocional común tras el abuso de metanfetaminas y cocaína, se creó un vórtice de intereses que concebirían el disco 'Station To Station', se trató de una agresiva búsqueda espiritual que también estuvo ligada al impacto de la película 'Inaguration Of The Pleasure Dome' de 1954, que fue una de sus constantes en 1975. La exploración neo pagana de Aleister Crowley no solo provocó neurosis en Bowie, lo llevó a investigar teorías de conspiración, el Tarot, la numerología y la conexión de la búsqueda del Santo Grial con los nazis. Las ideas se mezclaron y nos brindaron al personaje alienado de 'The Man Who Fell To Earth' que posteriormente engendraría al siguiente alter ego: un super hombre ario sin emociones llamado simplemente The Thin White Duke.
Pero podemos ir un poco hacia atrás para rastrear a The Thin White Duke. Si le preguntabas a David Bowie que traía en mente entre 1975 y 1976, aparecían demasiadas historias incoherentes, pero años después con cierta lucidéz explicó que a partir de 'The Man Who Sold the World' en 1970 deseaba trabajar en una especie de micro mundo donde el elemento humano hubiera sido sustraído de una sociedad tecnológica, ese era el plano en el que jugaba, experimentaba con las ideas enfrentando los riesgos, pero más que nada se trataban de analogías y sus problemas personales puestos en ciencia ficción.
Todas estas ideas se mezclaban en la mente de Bowie para personificar a Thin White Duke, su siguiente creación después de Ziggy Stardust, Aladdin Insane y Halloween Jack, un extraño híbrido de una estrella del cabaret de la década de los 30 con un integrante del Rat Pack que había surgido en los peores momentos de la paranoia de cocaína. Pálido y demacrado, el cinismo se disfrazó de un romántico que descubre que no tiene ningún tipo de emoción, otro contraste con el empático Ziggy que nos recordaba que no estábamos solos sino acompañados por nuestras rarezas.
La aceptación en grupo de lo que significaba ser un alien, para 1974 se había transformado en una alienación cargada de comentarios que parecían demasiado bien informados pero al mismo tiempo dejaban ver una ingenuidad e irresponsabilidad por parte de Bowie, así se fue formando el Duque Blanco, con el anticipo de una figura política en una entrevista para NME en agosto de 1975, la promesa era un personaje que barrería cierta parte del mundo como lo había hecho el rock and roll, el objetivo era “causar conmoción en la gente, aceptarían al dictador o se desharían de él”.
Como explorador y ávido lector, Bowie ya se había encontrado con Adolf Hitler y había expresado genuina admiración por su manipulación de los medios y el montaje de sus discursos, así se lo expresó a Cameron Crowe en aquella entrevista de 1975: “cuando sube al escenario, trabaja con la audiencia... No era un político. Era un artista de los medios... Para mi, es una experiencia de rock and roll”. Fue así como decidió continuar por un camino que ya había transitado a través de canciones como ‘Cygnet Committee’, ‘Saviour Machine’, ‘Star’, ‘Big Brother’ y ‘Somebody Up There Likes Me', buscaba empujar a la audiencia hacia una fina línea entre el glamour y la opresión.
Como personaje simbólico, Thin White Duke sostenía un espejo para analizarse a si mismo, nos recordaba aquel mimo de los primeros años de David Bowie, practicando para aumentar la realidad con una dramatización que represente el espíritu de los tiempos, aprovecha las citas jugosas y escandalosas para hacer eco a las ideas contenidas en 'Station To Station', sin embargo esas mismas frases se convierten en conflictos a través de fotografías oportunamente malintencionadas.
Olvidemos la foto que lo captura en un supuesto saludo nazi, 'Station To Station' en vivo creaba un ambiente alrededor de ese personaje inspirado por la década de los 30, visualmente era un brillo deslumbrante en blanco y negro al estilo del expresionismo que enfatizaba la dureza de la música al tiempo que iluminaba al tipo sin emociones de camisa blanca en el escenario.
El “White Light” tour prueba ser uno de los periodos más controvertidos de su carrera, pero también produce uno de sus espectáculos más finos, es una reacción contra los excesos de 1974 y 1975, busca exponer más que esconder toda la parafernalia que aparece en el escenario, se pueden ver los cables de bocinas y amplificadores, el esqueleto de un espectáculo que rodea a David. Entra en carácter al inicio de cada concierto, pero conforme las canciones fluían aparecía Bowie, el que tocaba el saxofón, ejecutaba algunos pasos de baile y contaba bromas entre canciones.
Aunque la idea central era el duque blanco y de alguna manera ya estaba establecida, David Bowie estuvo experimentando con diferentes vestuarios para su nuevo personaje, aparece en jeans y a veces parece más Bob Dylan que Bowie, pero a lo largo de la gira empieza a establecerse la pulcra imagen que hasta el momento recordamos, el cantante de cabaret de la República de Weimar salido de algún documental de Christopher Isherwood sobre Berlín.
Los años de la cocaína que impulsaron 'Station To Station' habían sido sustituidos por los tiempos del brandy, las incoherencias y los comentarios controvertidos fueron apagándose, pero todas las imágenes y frases de 1976 provocaron que se olvidaran las verdades sobre el disco, aquel personaje frio, arrogante con un cigarrillo Gitane entre sus labios permanentemente no traía un mensaje como Ziggy Stardust, su indiferencia era el cambio de paradigmas en ese 1976 que detestaba los prodigios a través del punk, exigía luces a través de la repetición interminable de la música disco y que con un duque blanco nos hacía bailar con rock industrial.
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