20,000 Days On Earth

Observas con detenimiento, 19,999 días pasan ante tus ojos, cientos de escenas reales recorren la pantalla para depositarte en el día 20 mil. El año 55 en la vida de Nick Cave es el principio de una historia que nos coloca a la orilla de sus pensamientos, sus pláticas con el psicoanalista y a bordo de un auto de paseo por los alrededores de Brighton, Inglaterra, donde Cave vive. Se nos brindan las opciones del drama y el documental, es la existencia del que esperamos conocer, pero no profundamente, sino a través de su poética narración, él es un personaje más dentro de sus propias creaciones literarias.

El cantante y escritor esencialmente caracteriza a alguien llamado Nick Cave, le da forma al personaje alrededor de un día en su vida en una versión ligeramente ficticia de sí mismo. El personaje que interpreta puede compartir el nombre de Nick Cave, pero eso también es una actuación. Como cualquiera de los otros papeles que ha interpretado en la pantalla anteriormente, se trata de un misterio que no debe ser revelado completamente.

En la ficción es un juego, vemos a un icono tratando de dar sentido a su propia existencia, Nick Cave, el personaje casi mítico que prefiere realizar el recorrido en su día 20,000 sobre la tierra en compañía del espectador, pero bajo sus propios términos. En un concierto es magnético, a Nick Cave le gusta escoger a personas específicas en la primera fila para “aterrorizarlas”, se trata de dejar una fuerte impresión, proporcionar al público un recuerdo voraz que de alguna manera atrase el mayor temor del protagonista de ésta historia: perder la memoria. A bordo del automóvil es mundano, hasta que sus recuerdos se entrelazan con la realidad.

El formato es auto-consciente, íntimo por momentos, a partir de su despertar teatral en la cama, somos compañeros de viaje de Cave en su cumpleaños, siguiendo su progreso en una sesión de terapia, adentrándonos en el estudio de grabación, compartiendo algunos de sus momentos con su familia, subiéndonos al escenario durante un concierto para corroborar que es lo que hipnotiza al público y sentarnos a su lado durante dispersos encuentros personales.

El filme 20,000 Days On Earth ostensiblemente hace un balance de la vida de Nick Cave al lado de The Bithday Party y The Bad Seeds, pasando por diferentes colaboraciones y esa distintiva personalidad que ha desarrollado diversos proyectos individuales en ámbitos como el cine, la literatura y la música. La idea básica de 20,000 Days On Earth es un día en la vida de Cave, sin embargo ese día es un salto al archivo de la memoria, con un poco de té, conciertos pasados y lo que promete ser un museo de historia de “una especie de bastardo ostentoso”, según su propia descripción.


El cantante canibaliza su propia vida y la de su esposa, la modelo Susie Bick, tal como lo hace en sus canciones, crea versiones torcidas de si mismo, de hombres hablando acerca de lo que es perderse como una estrella de rock. A través de la narración descriptiva, Cave (que participó en la realización del guión de la película) habla sobre la lectura de Vladimir Nabokov cuando era niño, expone los volátiles conciertos de sus inicios, no duda en hablar de sus adicciones y aquello que alimenta sus canciones, la sensualidad y el fatalismo, siempre con ese aire punk bohemio que caracteriza al personaje que representa y que no intenta exponer su vida a través de una biografía convencional. La película es más parecida a una instalación en la pantalla grande, con la escritura y la música revoloteando a lo largo de la historia en voces en off y observaciones en voz alta con un mismo acento inexpresivo.

Incluso cuando descubre por momentos su alma ante el psicoanalista Darian Leader para hablar de sus primeros encuentros sexuales y la muerte de su padre, el tono es el de un hombre que ha creado un personaje que habla sobre si mismo y su legado con cierta distancia. Lo mismo ocurre cuando navega en su archivo visual, estudiando detenidamente las libretas que evocan el fantasma de un proyecto de vanidad, la creación del Museo Memorial Nick Cave. Claramente, tiene un agudo sentido del humor, los directores Iain Forsyth y Jane Pollard capturan oportunamente la ironía, la crudeza y la sequía alrededor de esa simple idea.

Cave crea a su alrededor una alternativa para lograr una coherencia con el universo de su música, novelas y guiones en los que ha aventurado sus ideas, principalmente aquellas en las que el bien y el mal libran una batalla eternamente, algo parecido a lo que experimentamos con 20,000 Days On Earth por medio de la construcción del mito yuxtapuesto a la realidad, donde se realiza un estudio creativo de la creatividad, se explora el proceso, la poesía, la historia y la unidad detrás de la obra del cantante Nick Cave.

Se trata de una película que busca seguir la línea del documental, pero al mismo tiempo visita el mundo de Nick Cave en profundidad, cualquier conversación de hechos simples se vuelve un repentino estallido de revelaciones poéticas. Cave explica que todos queremos ser alguien más (“en algún nivel”), aunque en su caso él pretende ser alguien más, él mismo. 20,000 Days On Earth funciona en dos planos, lo ficticio y lo real se unen en ese personaje, pero al mismo tiempo se nos muestra como una obra de arte conscientemente elaborada, el protagonista reinventa sus recuerdos para confirmarnos lo que nos ha dicho desde que empezó a hacer música, esto es solo un nuevo medio, en este caso la película necesitaba algo más que un documental, necesitaba una canción de Nick Cave.



20,000 Days On Earth pudo ser un perfil indulgente sobre un artista torturado, siempre confiado en su ego, sin embargo Nick Cave con frecuencia se despoja del mito y solo expone la transformación y la interpretación, la formación y la reinvención de la identidad que inicia con una frase imperativa: “Al final del siglo 20, dejé de ser un humano”. Lo observamos como artista, tal vez olvidamos que había una persona detrás, pero Cave esencialmente nos da un recorrido por su identidad creativa, no es realmente importante si se trata de un reflejo representativo del verdadero hombre, ese no es el hombre que vemos y con el que nos relacionamos en el escenario.

Los directores Iain Forsyth y Jane Pollard evaden la ruta del documental de música convencional, nunca prometen levantar el velo del estrellato, más bien deconstruyen el personaje público con el que nos hemos encaprichado, representan una historia traspasando los límites temporales y espaciales, conspiran con Nick Cave para difuminar los diversos aspectos de su vida y construir una sola realidad artificial.

El resultado es una especie de autobiografía abstracta representada ante una cámara, donde no tienes que conocer o aprender acerca de Nick Cave, debes sentirlo. Es un filme parecido a sus canciones, esencialmente son una perversión hinchada de hechos reales, permiten mantener el mito y el misterio de una estrella de rock que en el escenario se muestra imponente por encima de un multitud, cantando o gritando cuentos de amor y muerte. Nick Cave es un mito. También existe. La tensión inherente entre el icono musical y la persona no es nueva, pero es un “espacio brillante donde la imaginación y la realidad se cruzan”.

Level 11 por Karina Cabrera se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-No Comercial-No Derivadas 3.0 Unported.
Basada en una obra en www.sonicarsenal.blogspot.com.

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