Con esa misma dinámica del éxito que no tuvo en 1964 fue enterrada en un material inédito llamado Toy en el 2001. El principio y lo que parecía un final, hasta que llegó The Next Day, pero esa es historia para otro texto.
Las dos Liza Jane parecen los dos lados del paréntesis que albergan todas las personalidades de David Bowie, la búsqueda de personajes que inicia con una copia poco certera de muchas voces de la época, evoluciona a la absorción de múltiples fuentes, la creación de caracteres similares a otros, pero con sus singularidades excesivamente distintivas, y finalmente nos arroja al momento en que el personaje David Bowie en sí es único, abandona los disfraces construidos para el alterego y por tal razón su mejor acto es mantenerse en boca de todos pero al mismo tiempo invisible, tal y como ocurrió con The Next Day.
El resultado es Liza Jane en dos puntos diferentes de una historia, ambos muestran muy tempranas influencias musicales de Bowie, pero entre ambas hay una gran espacio, el mismo que hace que una dure dos minutos con 15 segundos y otra cuatro minutos con 47 segundos, es la expansión del aprendizaje de la primera (Davie Jones aprendiendo del rechazo, el fracaso y no ser un escritor nato) y los años de evolución de la segunda (las más de 10 mil horas aprendiendo las características básicas de la cultura en general para forjarse como compositor).
0 comments:
Publicar un comentario