Pixies - EP-1

“Sin miedo de mirar abajo, oh no”, esa fue la última frase que escuchamos de Pixies antes de su separación vía fax en 1993. Aunque no es el disco preferido por la mayoría, Trompe Le Monde (1991) parecía uno de los puntos más altos del grupo, con 15 tracks que mostraban las múltiples facetas de su sonido, era la amalgama perfecta de sus anteriores materiales, sin embargo en ese momento poco sabíamos sobre el futuro, que incluiría una ruptura, The Breeders convirtiéndose en el proyecto principal para Kim Deal, el trabajo solista de Frank Black, los scores realizados por Joey Santiago y la invasión de varios sillones por parte de David Lovering.

Si con Trompe Le Monde concluyó en alto Pixies, el regreso en el año 2004 fue superado únicamente por la perspectiva de un nuevo material cuando lanzaron el sencillo Bam Thwok, desafortunamente no pasamos de la descarga digital y continuaron con una prolongada (pero siempre bien recibida) nostalgia en vivo. Curiosamente cuando el futuro del grupo parecía tambalearse nuevamente con la gira de The Breeders, la posterior salida de Kim Deal y su sustitución en el bajo con Kim Shattuck, Pixies decide abandonar su estatus de banda que vive de sus grandes éxitos y finalmente lanzar nuevas canciones.

Desde el estreno de Bagboy descubrimos que aquella banda de pop, punk, surf y rock que conocíamos todavía conservaba algunos rasgos, incluso nos hacía pensar en los antiguos coros de Kim (aunque ya no estaba presente), pero aquellos Pixies ya no son los mismos en EP1, escuchamos una inclinación marcada hacia lo que ha estado haciendo Frank Black individualmente. Gil Norton, quien produjo Dolittle (1989), Bossanova (1990) y Trompe Le Monde, logró llevar a Pixies en cuatro direcciones diferentes, distintos capítulos de una misma banda, pero no precisamente con cohesión.

De inicio nos encontramos con la balada Andro Queen con un eco de spoken word y cierto aire David Lynch, después surgen recuerdos de Black como solista, un poco de hard rock en Another Toe y What Goes Boom, coros pegajosos pero nada sorprendente si comparamos esas tres canciones con Indie Cindy, uno de los mejores momentos de EP-1, solo ahí Pixies recupera su capacidad para desarrollar historias como si fueran pequeñas películas.

“Estoy enamorado de tu hija / y aunque ella no tiene necesidad / Yo soy el que tiene unas manitas de cerdo / Tienes muchas bocas que alimentar / Indie Cindy / enamórate de mí / te ruego llévame”. Un coro memorable que nos encamina perfectamente a esa promesa de muchos más EPs, al menos el primer capítulo promete mucho en cuanto a la diversidad de Pixies. Lo que venga no será una continuación de la historia truncada en Trompe Le Monde, ese fragmento de lo que pudo ser de 1993 a 2004 seguirá siendo un enigma que solo puede traducir el arte de Oliver Vaughan.

Publicado originalmente en Filter México

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