Gratificación del ego, el anonimato

En tiempos en que hay generadores de nombres de grupos en línea -tanto pagados como gratuitos- la esencia, el propósito, la forma y el fondo siguen siendo fundamentales. Un nombre desafortunado puede alejar la atención, la broma tal vez no dure mucho y el juego de palabras complicado se convierte en accidente.

La idea la explica plenamente Ahmir Thompson en su libro Mo' Meta Blues, quien además de revelar los secretos del soundtrack de su vida de forma excesivamente detallada, burlarse de las biografías estándar y revelar algunos puntos débiles de la industria discográfica, aborda con detalle algo tan básico como el nombre.

Aunque en el caso del personaje conocido como Questlove su nombre "es la última forma de gratificación del ego" a través del anonimato, la idea es el punto de partida para muchas situaciones que llevaron a versiones más largas y cortas, juegos y complementos que The Roots posteriormente ancló a su nombre a través de su música:

"It was a stroke of luck. Names are a big deal for bands. They aren’t just something to fill the line on the poster over the band you’re opening for, or a way to take up space on an album cover. They’re an attempt to make sense of something that’s often so chaotic and dynamic that it’s hard to capture, let alone label...

I think that’s the case with many hip-hop names: they’re a combination of nicknames, self-mythologizing self-portraits, and cool artifacts. You need something that looks good in the liner notes."

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