Tejedor de saliva, hilvana palabras,
le guiña al destino,
pero se atraganta con el suicidio de la resignación.
Revelando estrechez de mente
con sólo abrir la boca,
disfrutando silencios de lecturas sincronizadas,
donde las oportunidades crean lealtades,
aunque veo que dar no está en tu naturaleza.
Nunca termina el dolor por la vida de alguien más,
menos para la campeona en lanzamiento de indirectas.
Dejo de hacer preguntas,
hay muchas cosas que recuerdo.
No va a cambiar nada.
La verdad por sobre todo
para un nombre haciendo historia.
Capturo el momento,
sin destruirlo,
prefiero dejar la obsesión por la grandeza,
me preocupa más lo pequeño,
lo casi invisible.
He perdido tanto,
que ya no deseo pasar
y no retener,
inventar razones no necesariamente reales,
sólo fragmentos del exilio personal con el pretexto de encontrar
y leer las letras que traducen las imágenes.
Comenzará a moverse,
ésta vez dentro del plan fallido.
Todo mi pasado está ahí,
lee entre líneas,
todo está ahí
y aparece de maneras misteriosas.
El concepto es bastante nuevo para mi,
aunque vagamente,
ha surgido en mi conciencia,
la felicidad no es una idea,
sino un estado del ser.
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Imaginario
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