“Probablemente la más grande catástrofe que ha sucedido en la grabación de la música en los últimos diez años” eso fue lo que dijo Neil Young cuando los acetatos fueron superados en ventas por los discos compactos en 1988.
Era el momento del cambio del sonido análogo al digital, extrañábamos la textura del surco pero nos hicimos a la idea de que nuestra colección sería más compacta. Sin embargo ninguno esperábamos, menos Neil Young, que nuestra forma de escuchar música cambiaría radicalmente en menos de una década, por eso el músico declaró ésta semana que “la piratería es la nueva radio para lograr que tu música sea escuchada”.
Con el nuevo formato y las nuevas maneras de compartir música no presenciamos la muerte de la industria, sino la evolución y convergencia de lo viejo y lo nuevo, el CD en estado moribundo y la unión de LP+MP3 como último formato, pero sobre todo fuimos espectadores de nuevas estrategias para lograr que la música se libere de intermediarios y la unión de grupos con fanáticos se fortalezca para crear, los vídeos se volvieron interactivos, los sencillos, los materiales en vivo y los samplers se volvieron caramelos gratuitos para endulzarnos el oído antes de comprar un álbum completo.
Lo que antes era parte del ciclo de 24 horas de descubrimiento de una canción, empezó a obedecer reglas de redes sociales, campañas virales o la opción de paga lo que creas justo. El track gratuito empezó a acaparar lanzamientos, convirtiéndose en una práctica común, con recopilación de datos y la ardua campaña de atraernos con canciones acompañadas por esa palabra: GRATIS.
En un inició bastaba con los widgets para compartir a cambio de un correo electrónico, que se traduce inmediatamente en noticias, avisos y música que ya no se pierden en la distribución, encontrándote con más inteligencia que otras épocas, nada queda al azar del impacto radial y el gusto parcial de un programador, creando una dinámica única entre músicos y fanáticos que los medios tradicionales difícilmente entienden, porque no es lo mismo que leas algo en un sitio a que el grupo te mande un correo electrónico y te informe sobre un nuevo download, te pregunte que canciones quieres escuchar en el siguiente concierto y hasta te de las gracias por haber asistido con un nuevo regalo.
Muchas bandas han tardado en entender como hacerlo, incluso ya hay manuales para crear ese gancho entre lo personal y lo comercial necesarios para atraer al público o han dejado ese trabajo a Bandcamp, Songkick, Topspin y compañías similares, que claramente comprenden conceptos muy simples para atraer a los fanáticos a la música y a los conciertos, pero también saben que no se trata nada más de darle a los fans algunos sencillos; muchos han comprendido que es necesaria la colaboración, de ahí el éxito de las campañas para recaudar fondos en Kickstarter, Fondeadora y Bandtastic para realizar giras, grabar vídeos o pagar estudios de grabación.
Pero la recopilación de datos y dinero tampoco son suficientes, por eso el intercambio de correos electrónicos empieza a desaparecer y se convierte en canciones, vídeos u otro material a cambio de un inofensivo tweet, follow o like, que a final de cuentas se traduce en eso que hacíamos antes: promoción, difusión y recomendación de boca en boca, que sigue funcionando mucho mejor que cualquier emisión de posts de Ping o Soundtracking con brevísimos datos sobre el artista y el título de lo que se escucha.
La idea del crowdsourcing y el crowdfunding no es algo nuevo, en la década pasada grupos como Amanda Palmer, Beastie Boys, The Shins, My Morning Jacket, Radiohead y Nine Inch Nails lograron una nueva forma de registrar su historia, involucraron a sus seguidores en la creación de su huella visual y, en algunos casos, se saltaron al intermediario que capitaliza las ideas y evita la relación directa entre un acto y su público, permitiéndoles participar en la grabación de sus vídeos o incluso encargarse de la grabación y/o edición de sus conciertos.
Con todas éstas medidas de participación y lo gratuito, pareciera incrementarse la idea “del aplauso vive el músico” al no lograr capitalizar su música directamente, sin embargo por esa razón la venta de mercancía oficial se mueve dentro nuevos parámetros, las giras se han vuelto más intensas, los conciertos de discos completos se incrementan, las opciones de ayudar a armar el setlist crecen a la par de elementos exclusivos y ediciones especiales en formatos retro, entre otras estrategias que los músicos han tenido que aprender para poder vivir de su trabajo.
Posiblemente los consumidores de música nos hemos beneficiado más que los creadores, olvidamos lo fundamental con la tonelada de free downloads, la publicidad, los impactos virales y la miríada de videos, fragmentos, remixes previos y mini documentales que causan furor alrededor de un lanzamiento. Por eso algunos ponen reglas fuera del resto de la industria para regresar al impacto más importante, el de una banda y su nuevo disco, estableciendo muchos “no habrá” que posiblemente serán la nueva tendencia, así que no se extrañen mucho si a la vuelta de las canciones gratis le sigue una lista como la que publicó Geoff Barrow de Portishead:
• No habrá Bonus Tracks, ni remixes
• No habrá free downloads
• No habrá material oculto
• No habrá material adicional
• No habrá aliados corporativos
• No habrá líneas de moda
• No habrá fotografías de tabloide
• No habrá costo unitario de £25
• No habrá MySpace
• No habrá un productor célebre
• No habrá twitter (bueno sólo el de Geoff Barrow)
• No habrá concierto para la prensa o bloggers
• No habrá una sesión acústica
• No habrá meet and greet
• No habrá una versión editada
• No habrá street team
• No habrá exclusivas para iTunes
• No habrá lanzamiento de prensa
• No habrá versión asiática
• No habrá versiones para la radio
• No habrá free downloads
• No habrá material oculto
• No habrá material adicional
• No habrá aliados corporativos
• No habrá líneas de moda
• No habrá fotografías de tabloide
• No habrá costo unitario de £25
• No habrá MySpace
• No habrá un productor célebre
• No habrá twitter (bueno sólo el de Geoff Barrow)
• No habrá concierto para la prensa o bloggers
• No habrá una sesión acústica
• No habrá meet and greet
• No habrá una versión editada
• No habrá street team
• No habrá exclusivas para iTunes
• No habrá lanzamiento de prensa
• No habrá versión asiática
• No habrá versiones para la radio
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