Para matar a alguien funciona mejor la distancia, el no involucrarse y, sobre todo, matarlo suavemente. Esa es la idea en la superficie del filme, pero los diversos discursos que se escuchan entre los diálogos explican otra idea. Si en El Padrino la frase “no es personal, son negocios” ayudaba a explicar todas las acciones de los involucrados, en Mátalos Suavemente (Killing Them Softly) la situación vista desde pequeña escala crece con cada minuto: Estados Unidos no es una nación, sino un negocio.
Con una estética entre Snatch y la mayoría de las películas de la mafia en la Unión Americana, Mátalos Suavemente surge de una anécdota simple, cometer un robo en un juego de cartas protegido por la mafia, causando que la economía local de los criminales se colapse. El personaje caracterizado por Brad Pitt es el encargado de ubicar al trío que tramó y perpetró el asalto y así restaurar el orden, pero para llegar a ese punto tendrá que despedir a James Gandolfini (Los Soprano) como matón a sueldo y deshacerse del mafioso interpretado por Ray Liotta.
La historia es algo simple, un círculo que sabemos donde comienza y acaba, sin embargo lo interesante en Mátalos Suavemente no es la serie de acontecimientos, sino el giro en los subtextos que soportan la historia. Mientras vemos a los criminales planeando el asalto y los diversos brazos de la mafia poniendo en orden las cuentas, aparecen diversos discursos de George W. Bush y Barack Obama, apoyando las ideas o entrando en absoluta contradicción.
Mátalos Suavemente es una de esas películas que puedes ver y disfrutar en la superficie, en ese caso el ritmo se percibe lento, sobre todo si estás acostumbrado a tener música corriendo al fondo todo el tiempo o esperas grandes explosiones.
Si logras engancharte en los diálogos y la forma en que esos pequeños discursos se entrelazan con el primer plano, disfrutarás plenamente el uso de la única canción que aparece en la película, The Man Comes Around de Johnny Cash, así como la contundente frase con la que cierra la película. Las diversas capas del poder y el negocio que mueven a Estados Unidos a veces necesitan sangre y pagar las cuentas como se debe, a pesar de la recesión económica y los abogados que sirven de intermediarios entre ambas partes.
Publicado originalmente en www.gritaradio.com
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