A Big Fat Thanks


Hace años que perdí el interés en Rolling Stone, lo recuperé 15 días del año 2008 en un hospital al leer una recopilación de sus mejores artículos de los 60s y 70s, pero cuando el efecto de los fármacos me abandonó volví a la misma situación, Rolling Stone no me representa, por eso mismo me extrañó el giro que han dado en los últimos meses al abrir sus archivos al acceso público y al encontrarme el día de hoy con una carta de agradecimiento abierto a los executivos de todos los sellos discográficos que se sientan aludidos.

La carta es muy clara, no necesita explicación, pero me deja pensando en dos cosas: la serie de televisión Glee y la conmoción por interpretes que usan Auto-Tune para vender millones de covers y la película Demolition Man, donde las únicas tonaditas que inundan la mente de los habitantes de Los Angeles en el año 2032 provienen de jingles del siglo anterior.

2 comments:

  1. Algún tiempo, y vaya que fue un buen tiempo, fui fan de RS México. Sin embargo, cuando se fueron columnistas como Fernando Rivera Calderón caí en la cuenta de que RS es una revista sin alma, al menos en México es algo parecido a un Starbucks o un McDonalds... la pura franquicia sin sabor propio.

    No le entiendo muy bien a su ironía. No es consuelo que el internet y los "kids" hayan puesto de rodillas a la industraia pues muchas veces el consumo indiscriminado, y hasta depravado de música digital sirve únicamente para neutralizar un sonido con otro.

    ¿Cómo le pides a alguien que disfrute las gotas de lluvia sobre su rostro cuando nació en medio de una tormenta?

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  2. La oferta nos atropella, pero lo que me encanta de ésta época es que la demanda es igual de voraz. Tal vez es demasiado, pero el hecho de que nunca te quedes con hambre de escuchar algo es fascinante, indiscriminado y a veces depravado, pero al menos ya no será una selección absurda de una revista que hace mucho perdió su voz.

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