En una era en la que algunas reglas de Tyler Durden parecen mandar, que ya nada funciona por sí solo y para existir necesita el empuje viral, bombardear sistemas y encimarse sobre otros para llamar la atención, el anarquismo promovido por el alter ego de Fight Club (ahora convertido en forma de consumo) algunas veces puede dar un tiro por la culata.
En los últimos años, el marketing viral se ha convertido en un gran componente de la publicidad. Como cada vez más personas hacen todo lo posible para evitar la comercialización tradicional, los anunciantes se han visto obligados a subir con maneras más curiosas y extrañas para llamar la atención de los posibles compradores.
Las reglas han cambiado. Sin embargo, si el nuevo nombre del juego es tratar de ser cada vez más y más extravagantes, era inevitable que alguien iría demasiado lejos. Eso es justo lo que pasó en Los Ángeles la semana pasada cuando colocaron un mensaje que evidentemente apuntaba hacia la guerrilla urbana a un costado de Solutions, la conocida tienda de audio en Silverlake que ahora es un punto estratégico en el turismo de música y un lugar importante para la cultura indie, es el sitio donde Autumn de Wilde tomó las fotos para la portada del disco Figure 8, y que es un monumento no oficial en memoria de Eliott Smith desde su muerte en 2003.
El monumento fue bombardeado con una cita pacifista del Presidente Eisenhower y, si bien son bastante significativas las palabras "Every gun that is made, every warship launched, every rocket fired, signifies, in the final sense, a theft from those who hunger and are not fed, those who are cold and are not clothed", cuando se supo que el muro sagrado para algunos había sido bombardeado por una campaña de marketing viral que no tiene nada que ver con Smith, la gente se enfureció.
Lo más extraño de la historia es quién es el culpable. La campaña de marketing viral está siendo financiado por nada menos que Roger Waters, otra leyenda de la música como el líder de una pequeña banda llamada Pink Floyd.
Waters anunció hace unas semanas que para conmemorar el aniversario del lanzamiento de The Wall recrearía el álbum en una larga gira mundial (tal como lo hizo con The Dark Side Ot The Moon), al mismo tiempo lanzó una campaña viral de gigantescas proporciones para promover el tour. La campaña inició con la cita de Dwight Eisenhower como una pieza de arte público que inicialmente era anónimo, pero debido a la tipografía fue evidente que The Wall y Roger Waters estaban involucrados.
A lo largo de la blogosfera vimos las fotografías, proyecciones en múltiples lugares de las contundentes palabras y hasta ahí la campaña guerrilla estaba funcionando, el mensaje de Waters estaba causando impacto, parecía un llamado a las armas para una nueva generación de fanáticos, para no mantenerse indiferentes y hacer lo que se les dice, a cuestionar todo constantemente y encontrar las respuestas tirando todos los muros. El siguiente paso del bombardeo fue contratar a una serie de artistas callejeros en Los Angeles y Nueva York para colocar la cita en todos las paredes, sin embargo el equipo de calle eligió el muro equivocado para luchar y provocó un choque de generaciones.
La cultura indie ahora está muy indignada con Waters, se han rebelado contra él y su lucha contra los muros, y aunque el ex bajista de Pink Floyd lanzó un comunicado en el que específica que solicitó a su equipo retirar los posters del muro de Solutions y reparar cualquier estropicio, es evidente que el daño ya está hecho. Pero sabemos que eso no significa que el marketing viral vaya a cambiar, sabemos que lo aprendido en Fight Club y absorbido por la cultura del consumo aún no ha encontrado una pared bastante sólida como para contenerse.
Publicado en Resonancia Magazine
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