Pocas bandas de rock han excedido las expectativas como Pixies. Formado por cuatro inadaptados de Boston en 1986, el grupo lanzó solo cuatro discos, un EP y algunos sencillos con el sello 4AD, con trabajo rozaron las listas de popularidad pero gozaron de una aceptación masiva que medianamente los alcanzó cuando se separaron a finales de 1993, año en que Black Francis anunció la ruptura en una entrevista y después informó a sus compañeros a través de un fax.
La lista de bandas que confirmaron la influencia del cuarteto es extensa, personajes como Bono y David Bowie los citan como uno de los más grandes grupos de todos los tiempos, nombramiento que aumentó la leyenda de Pixies a lo largo de la siguiente década, sin embargo las grandes reseñas y el amor incondicional no pagan las cuentas, y mucho menos mantienen unida a una banda. Aunque pudieron sumirse en la oscuridad, Pixies se convirtió en una de las más grandes bandas muertas en los 90s, adquiriendo una gran base de fans que nunca los vio en vivo pero que conocía la estridencia detrás de cada canción.
Para alegría de todos esos fanáticos que crecieron con su música o al menos la escucharon constantemente durante esos 10 años de separación, en la primavera de 2004 Pixies volvió para una gira acertadamente titulada Pixies Sell Out, una referencia a la rapidez con la que se vendiron los boletos para sus conciertos y al probable hecho de que solo habían regresado por dinero. Para los seguidores el retorno de Pixies fue un glorioso momento, sin embargo en el sólido documental detrás de escenas loudQUIETloud la historia es totalmente diferente: la banda vivió esos dos años en un silencioso entusiasmo y una perversa calma que contrasta con el ferviente entusiasmo del público y la crítica.
El documental de Steven Cantor y Matthew Galkin es sobre lo que sucedió después de esa espera, la historia de Pixies como un romance condenado desde el principio, una aclamada reunión (por múltiples razones, pero ninguna de ellas amor) cuyo resultado es espectacular y triste. Como el filme muestra, los miembros del grupo realmente no funcionan como una unidad y todo indica que no pasarían ni un segundo juntos si el tour no llenara las cuentas que las regalías ya no pueden cubrir.
loudQUIETloud es la única grabación de acceso total a lo que sucedió detrás del escenario con los integrantes de Pixies, documentando desde el primer ensayo en el que no recuerdan como sonaba la canción Hey hasta el final con una presentación en el Hammerstein Ballroom en la ciudad de Nueva York donde Hey se muestra con perfección y gloria, evidenciando todo el tiempo la pasión y energía de los fans y el frío profesionalismo de los cuatro músicos.
La película ofrece ese pase a la intimidad del grupo y al legendario tour, y como muchos documentales sobre bandas de rock, su principal motivo es el culto. Desde los primeros minutos responde a la importancia de Pixies y a la pregunta “¨¿dónde están ahora?”: en ningún lugar realmente interesante.
En un intento por desmitificarlos, Steven Cantor y Matthew Galkin buscan lo opuesto al culto, mostrándonos lo que hay en la mente de Frank Black, la bajista Kim Deal, el guitarrista Joey Santiago y el baterista David Lovering. No es una biografía exhaustiva, es una cápsula del momento en que el regreso es un costo de oportunidad, donde se prueba que son humanos, que tropiezan y se sorprenden como compañeros de grupo reviviendo viejas rutinas, intentando aclarar someramente los problemas que en primer lugar los separaron.
Los directores construyen la historia lentamente, primero nos arrojan hacia retratos individuales y sus vidas en los años post-Pixies: la carrera solista de Frank Black, el proyecto acústico de Joey Santiago y su trabajo haciendo música para películas, la reciente salida de rehabilitación de Kim Deal y David Lovering viviendo de cheques producto de regalías de Pixies, su acto de magia y su imposibilidad de mantener un lugar fijo para vivir.
Cuando finalmente entramos a los ensayos y a la gira Pixies Sell Out a través de Europa y Estados Unidos, vemos deslumbrantes presentaciones, fanáticos eufóricos y ocho meses de tensión cargados de aire muerto y extensivos silencios, produciendo la fuerte impresión de que no se escuchará mucho de Pixies en el futuro, porque se trata de cuatro personas que no pueden, no quieren comunicarse o realmente no tienen nada más que decirse unos a los otros.
Mientras los realizadores de loudQUIETloud los siguen a través de esa gira se hace claro que no están interesados en los clichés del rock, Pixies no es una banda que provea esos momentos. No hay televisiones arrojadas desde habitaciones de un hotel o egos peleando por la libertad creativa, lo que atestiguamos es una colección de personas que alguna vez fueron amigos, que crearon una gloriosa banda, que crecieron por separado y que intentan redescrubrir la misteriosa química que existía cuando subían al escenario. Los vemos solos encerrados en sus habitaciones (excepto Kim Deal, que gran parte del tiempo es acompañada por su hermana gemela Kelley), atestiguamos los incómodos silencios cuando están juntos y la falta de razones para brindar cuando les ponen una copa en la mano.
Vemos todas las distracciones de cada uno, las entrevistas, las presentaciones, las sesiones fotográficas e incluso se pregunta varias veces por un nuevo álbum, sin embargo la sombra del mutismo dentro de Pixies niega cualquier posibilidad. La única pregunta que el filme no esclarece son las razones por las que Pixies se separó y el porque decidieron reunirse nuevamente. Claro, todos intentan explicarlo con pocas palabras, pero nunca nos queda claro si están intentando limar esos egos para llegar a una solución y convertir a Pixies en algo más que una reunión.
La melancolía ensombrece todo y le da al documental más profundidad de la que podríamos esperar de la simple grabación de un concierto. Lo que realmente debería llamarse QUIETloudQUIET es profesionalmente capturado, mostrando a unas leyendas vivientes que tienen una inesperada segunda oportunidad, pero que no saben propiamente si el silencio les permitirá continuar.
Level 11 por Karina Cabrera se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-No Comercial-No Derivadas 3.0 Unported.
Basada en una obra en www.sonicarsenal.blogspot.com.
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