Lecciones de silencio para redes sociales


Verificas el primer círculo… todo bien. Pasas al segundo… todo bien, das la vuelta en Eje 8, ves una columna de humo y el ensordecedor silencio es roto por las ambulancias, la siguiente pregunta es: ¿Ciudad de México estás bien?

Hay calma que se tensa con la vista, División del Norte sin semáforos, los mensajes empiezan a llegar, las redes sociales empiezan a mostrar los primeros avisos de que debes dar la vuelta y volver, calle tras calle, te detienes varios minutos para verificar la llegada de los familiares que no aparecen, sigues hasta llegar a lo que pudo ser el caos, pero que en realidad estaba siguiendo las reglas de “no corro, no grito y no empujo”, la gente caminando a lo largo de Insurgentes con miedo en los ojos, conteniendo pies, alejándose de los edificios, caminando por el carril confinando al metrobus, que debía liberarse para ambulancias, pero todo mundo sigue la lógica, el centro de la calle es el lugar más seguro.

Los mensajes siguen cayendo, las noticias en la radio de los autos siguen sincronizándose con la tragedia, no como te la contaron, tampoco como la has visto, has pasado cerca del punto cero varias veces pero el GPS te sigue jalando hacia otro lado durante cuatro horas en las que no has enfrentado la realidad más que en narración oral, sonidos lejanos y unos pocos tuits que has logrado poner para brindar información a la red de tu trabajo.

Hasta que llegas a tu casa descubres donde corren, gritan y empujan, Twitter y Facebook son zonas de pánico, los nombres de personas desaparecidas se replican tantas veces como las imágenes de los edificios afectados, los deditos actúan siguiendo el miedo, la información de rebote es un escándalo que daña más la fragilidad del momento. Las siguientes horas son trabajo de contención de rumores, de personas yendo de un lado a otro verificando el “dicen que en tal lugar se acaba de derrumbar…”, adoptas medios y tuiteros de confianza, los sigues hacia la veracidad del momento para brindar tranquilidad y apoyar en la contención de desinformación, orientando nuestros contenidos a lo que más necesitaban nuestros más de 20 mil seguidores en Twitter, la herramienta que tiene mayor impacto en tiempo real.

El acto del retuit causa más confusión, se siente la confusión en la forma en la que corren los mensajes, se comparten una y otra vez. Todos gritan y empujan, todo es ruido en el ensordecedor silencio que te protege a la distancia. Aprendimos a no gritar, no correr y no empujar, pero no sabemos todavía como reaccionar en redes. Medios, reporteros y civiles tratan de poner orden, como está sucediendo en las calles, las brigadas de emergencia en línea no mueven piedras, mueven rumores y mentiras para mover el miedo, hay que organizarse, hay que reagruparse, brindar certeza, calma y sobre todo información de utilidad con extrema verificación.

Pasamos la madrugada enlazando gente, información sobre liberación de líneas móviles y spots de Internet, liberación de elementos necesarios para trabajar en las calles (bicicletas, suministros, calles, herramientas) y presionamos para que el llamado a encerrarse por miedo fuera un llamado a ayudar, a considerar como críticas las horas que iban transcurriendo; de la misma forma fuimos enlazando medios que empezaban a poner en orden lo que verdaderamente sucedía en las calles, alejándonos en lo posible de las imágenes alarmistas, el mensaje para nosotros era claro: sin miedo, ayuda, brinda calma a otros, brinda lo necesario para el rescate, para brigadas y el público que te sigue.

Los gritos de la noche del martes no se mitigaron durante horas, pero el miércoles de muchas formas se empezaron a imitar los gestos de las zonas de rescate, el orden y movimiento con un puño en alto constante para mantener el silencio necesario para escuchar. El acto de tuitear y postear en FB adquirió un nuevo sentido, se generaron nuevas conversaciones ordenadas a través de hashtags, se crearon códigos de fecha y hora, se logró que todos los gritos de un punto a otro tuvieran un eco con conciencia, con un objetivo común en canales adecuados.




Algunos dicen que se trata nada más de tuitear, sobre todo los que nunca han manejado una comunidad virtual y llevan más o menos un timeline personal, se le considera activismo de sillón, sin embargo en el #19sMX se mostró que la emergencia puede encontrar canales virtuales para organizar brigadas. Uno llega a tomar cursos para manejar redes y saber que hacer en casos críticos, pero siempre se enfocan hacia una crisis de credibilidad o desprestigio, en verdad nada te prepara para encontrar a la mayoría gritando en lo que parece un cuarto muy amplio donde nadie se escucha de extremo a extremo, la responsabilidad que implica tener bajo tu cuidado a muchos ojos que necesitan una respuesta responsable y comprometida de ti.

Sin embargo el hacktivismo ya se ha probado en continuas ocasiones como una poderosa arma para organizar, las redes han logrado convocatorias y han seguido movimientos sociales en el mundo, pero no nos había tocado en México utilizarlas de este modo, creando cadenas de necesidades reales a través de medios virtuales, uniendo grupos de Whatsapp que reflejaron claramente el #AquíNecesitamos de las zonas afectadas.

Desde el primer instante decidí no tener a un medio en cientos de horas de cobertura, conocía nuestra trinchera y nuestro compromiso con el público que espera el apoyo de tuit en tuit en casos extraordinarios, siendo el enlace de necesidades de México en redes y después volver a una realidad transformada por las emociones a través de la música.


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