Se trata de una banda libre de rastros de cadáveres, colapsos psicológicos o ex miembros amargados, de la misma transcurre Filmage, es un documental sin pretensiones sobre un montón de músicos optimistas que tenían aún menos pretensiones que reaccionaron contra la corriente principal de la cultura pop en la era Reagan.
El documental muestra que incluso a pesar de que Descendents tenía poco interés personal en la política que acompañaba comúnmente al punk, formaron parte de un movimiento más amplio, estimulante y curiosamente palpitante, sin embargo la historia de la banda no responde a una crisis social sino a una crisis de identidad creativa sumamente prolífica, eran la salida para los perfeccionistas con un tendencia claramente emocional, con letras anti intelectuales centradas en el antagonismo de los padres, el sexo opuesto y la dependencia al café y la comida rápida.
Filmage: The Story of Descendents/All abarca muchos tiempos y alineaciones, documenta de forma oral a la banda y sus muchos cambios de personal a través de un largo periodo, es una amplia guía para fanáticos del punk incapaces de mantenerse al día con 35 años de alineaciones y cambios de nombres. Registra con toda exactitud todo lo ocurrido desde 1978 , momento en el que empezaron a descargar su angustia adolescente suburbana a través del punk, pero desde una perspectiva caricaturesca sobre flatulencias, frustraciones sexuales y fracasos románticos. No crearon el clásico himno para una generación, pero su álbum debut Milo Goes to College (1982) todavía es ampliamente considerado como un hito del género, fue una revelación que se resistió a las convenciones entonces estándar del punk: fue rápido y fuerte, pero también pegajoso, melódico y emocional.
La historia parte del introvertido Milo Aukerman - el líder improbable de los Descendents, cuya caricatura también es el logotipo del grupo- quien estableció no solo los niveles más altos de popularidad, otorgó al punk un estilo emocional y auténtico, pero que tenía mayor pasión por la bioquímica que por la música, provocando la primera ruptura de Descendents en 1987. De ahí surge All, la otra parte del documental, la historia del baterista y compositor Bill Stevenson, miembro fundador y núcleo de cada encarnación de un grupo que logró aprovechar brevemente el auge del grunge y la elevación repentina de rock alternativo de subcultura marginal a la moda dominante. “Fueron los años 90”, Stevenson recuerda con una sonrisa, “tiraban dinero a cualquier persona que pudiera sostener una guitarra”.
Entre Descendents y All vemos en Filmage la historia de dos bandas con núcleos similares, ambas apreciadas en círculos diferentes pero con los mismos resultados: crisis financieras, músicos en quiebra viviendo prácticamente en la miseria debido a sus escasas opciones. A la distancia las dos bandas no tienen el mismo estatus, Descendents es considerada como una de las leyendas del punk, bandas como Foo Fighters, Blink-182 y Pennywise aceptan que tienen una deuda con ellos. No ocurre lo mismo con All, que a pesar de tener las mismas raíces y a Bill Stevenson como la fuerza creativa, no logró convencer al público de Descendents.
Siendo una historia obsesiva, Deedle LaCour y Matt Riggle encuentran el punto central de la historia en el interés humano. Stevenson - alguien lo llama el cerebro de un matemático en el cuerpo de un hombre de las cavernas – se convierte en el personaje clave en Filmage, primero como líder creativo de ambas bandas y segundo como un perfeccionista capaz de someter a largas sesiones de grabación a sus compañeros. Los directores enlazan el paso de las décadas con animaciones, cambios de canal y flyers para recrear el paso de las múltiples alineaciones, acentuar como la vida de Bill Stevenson parece no ir más allá de la música y la apariencia que adquieren los integrantes de All después de nueve meses de gira: “quebrados y sucios, vivíamos como animales”, según explica el vocalista Dave Smalley.
Filmage ofrece una historia entretenida de una banda reconocida por muchos otros músicos que no tiene precisamente gran fama, solo un público en particular que logró convertirla en un culto menor que no vive alrededor de los clichés de la música, sino a través de una energía jovial, una verdadera emotividad y un distintivo compromiso artístico incansable. El documental establece su ritmo a través de la exhaustiva cronología y el incesante cambio de integrantes de Descendents y All, se erige como un símbolo de la permanencia de la vida dentro de la música, sobre todo para los que viven en comuna o en el piso de su cuarto de ensayo, que a su vez es un estudio de grabación, durante períodos prolongados.
Las personas van y vienen, la película trata de abarcar todas las versiones de ambos grupos, sigue a los sustitutos, a los que regresan, se cierra de nuevo y así sucesivamente. El bajista Karl Alvarez establece ese ir y venir de integrantes de una forma simple: “los músicos son muy parecidos a las personas”. Al final All es la familia temporal de muchos que crecieron escuchando a Descendents.
De la misma manera, múltiples actos más conocidos no podrían haber existido sin la influencia de éstas dos unidades pioneras, los directores Deedle LaCour y Matt Riggle lo comprenden, por eso buscan captar el atractivo perdurable de una banda que no estaba hecha para la escena punk glamorosa de Hollywood, pero eso no impidió que la música cambiara con su perspectiva el paisaje idílico y sombrío a la vez del Sur de California, al rechazar la insipidez de la cultura del Top 40, volviéndose hacia el házlo tú mismo en el garage con muy pocas ambiciones.
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