AM se inclina más hacia la introspección que a la confrontación, pero sigue siendo una desviación de imaginería lúdica, con el lenguaje cáustico típico de Alex Turner acentuando la evolución del grupo hacia el aguda y compleja atención al detalle, enfocándose en las imágenes que crean las palabras a través de cada narración.
También se trata de la inspiración obtenida en diferentes estilos, el encuentro de The Velvet Underground, Black Sabbath y diferentes características del hip-hop dentro del espacio de Arctic Monkeys, logrando que AM sea una experiencia fortalecida con Josh Homme (Queens Of The Stone Age), Bill Ryder-Jones (The Coral) y el baterista Pete Thomas (Elvis Costello, Tom Waits) como músicos invitados.
Además de explotar los puntos sonoros más fuertes de Arctic Monkeys, lo que más se aprecia de AM son las letras y Alex Turner recitando con una pasión polarizada y su nostalgia natural. Entre las muchas anécdotas, descubrimos que todavía estamos siguiendo a esa misteriosa mujer que “podría no hacerle ningún bien” (No. 1 Party Anthem), de “botas estelares de piel de cocodrilo” (Arabella) y que provoca amargura por aquellos momentos de inoportuna ausencia (Why'd You Only Call Me When You're High).
La banda surgida de los espacios de MySpace y los conciertos guerrilla por un tiempo sospechó de su propia fama, tal vez por esa razón buscó una dirección menos accesible en Humbug (2009) y Suck It and See (2011), quería ser tomada en serio aunque eso implicara poco comprendida. Sin embargo AM conecta todas los años y direcciones, los riffs fuertes y el pop melancólico finalmente se encuentran con la energía de sus primeros dos discos.
Publicado originalmente en Ruidoka
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