Una vez más,
vagando en la absurda comenzó del recuerdo,
el desliz de sus ojos dentro de mis párpados,
tan sólo para encontrar el lugar donde las esculturas pasean
y los gigantes duermen casi moribundos.
Tan mala idea como soñar con los ojos abiertos,
dormir con los dedos cruzados,
esperar con la almohada en la cara
o dejar de fumar por falta de latidos.
Nuevas vigilias de ojos dorados,
seguidas de terapias de cielos marrones,
reflejos sentados en el aula,
tartamudeos de rabia y decepciones.
Uno, dos, tres respira
Uno, dos, tres húndete
Uno, dos, tres recuerda
Una, dos, tres pastillas
Uno, dos, tres regresa
Uno, dos, tres despierta
y acércate a la cornisa.
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Imaginario
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