Es 1966, mientras el rock and roll bulle a través de muchas bandas británicas invadiendo todo el planeta, es imposible obtener el rock a través de la radio inglesa, al menos no a través de las estaciones comunes. Si bien el gobierno tiene un dominio aparente sobre las ondas de radio por medio de la BBC, múltiples estaciones deciden abrirse camino desde mar abierto para llenar el espacio negado. The Boat That Rocked es el testimonio de esas estaciones conjugada en una sola, la historia de Radio Rock.
El filme fue construido en su mayoría alrededor de la historia de Radio Caroline, que transmitía desde un barco anclado en aguas internacionales frente a las costas de Gran Bretaña, desafiando las leyes británicas que habían limitado la música rock a sólo dos horas a la semana en la radio controlada por el gobierno. Con Radio Caroline fuera de su jurisdicción, no había ningún control sobre lo que se difundía en la estación, causando la ira de los moralistas y varios representantes del gobierno, que conspiraron para encontrar una forma de cerrar la estación.
Nuestra entrada a ese mundo es Carl, un adolescente expulsado de la escuela y enviado a pasar algún tiempo con su padrino Quentin (dueño de Radio Rock), sin embargo lo que verdaderamente te sumerge en el espíritu de The Boat That Rocked son los personajes a bordo del barco, quienes están por la música por supuesto, pero también quieren romper las reglas de corazón. El equipo de Radio Rock hace toda la historia, probando los límites en las ondas de radio y fuera del aire cada vez que tienen oportunidad.
Aparte de la historia central de la lucha entre el gobierno y la estación, la película es sobre todo una serie de viñetas de los personajes y porciones de sus vidas. The Boat That Rocked hace malabares con una serie de historias: Carl en busca de su padre, la vida de los distintos DJs a bordo, la disputa sobre quién es el locutor más ingenioso, el impacto de la música en la audiencia y un ministro de gobierno adoptando la tarea de cerrar esas transmisiones inmorales de forma permanente.
Aunque inspirada en los hechos, la película no es tanto una lección de historia como una celebración de una era. Mientras toma una rebanada de la historia de la radiodifusión en el Reino Unido, el director Richard Curtis realmente rinde tributo a la libre expresión, a la música de los 60s y a la forma en que los radioescuchas ansiaban algo más que la música tradicional emitida en los canales oficiales.
Un número sorprendente de eventos en el filme tienen su base en los hechos y muchos de los personajes fueron creados alrededor de personas reales, sin embargo la película nunca pretende ser históricamente exacta, como resultado queda la sensación de que se trata de múltiples episodios que flotan en el barco, por eso reproduce breves viñetas que te recuerdan portadas (Electric Ladyland de Jimi Hendrix Experience) u otras películas (A Hard Day's Night de los Beatles), imágenes que hablan de música y una época muy específica.
Lo más interesante de The Boat That Rocked es que captura y se acerca, tanto como puede una película, a lo que significaba ser fan del rock and roll en esa época, cuando una canción no era simplemente ruido, sino subversión.
El filme fue construido en su mayoría alrededor de la historia de Radio Caroline, que transmitía desde un barco anclado en aguas internacionales frente a las costas de Gran Bretaña, desafiando las leyes británicas que habían limitado la música rock a sólo dos horas a la semana en la radio controlada por el gobierno. Con Radio Caroline fuera de su jurisdicción, no había ningún control sobre lo que se difundía en la estación, causando la ira de los moralistas y varios representantes del gobierno, que conspiraron para encontrar una forma de cerrar la estación.
Nuestra entrada a ese mundo es Carl, un adolescente expulsado de la escuela y enviado a pasar algún tiempo con su padrino Quentin (dueño de Radio Rock), sin embargo lo que verdaderamente te sumerge en el espíritu de The Boat That Rocked son los personajes a bordo del barco, quienes están por la música por supuesto, pero también quieren romper las reglas de corazón. El equipo de Radio Rock hace toda la historia, probando los límites en las ondas de radio y fuera del aire cada vez que tienen oportunidad.
Aparte de la historia central de la lucha entre el gobierno y la estación, la película es sobre todo una serie de viñetas de los personajes y porciones de sus vidas. The Boat That Rocked hace malabares con una serie de historias: Carl en busca de su padre, la vida de los distintos DJs a bordo, la disputa sobre quién es el locutor más ingenioso, el impacto de la música en la audiencia y un ministro de gobierno adoptando la tarea de cerrar esas transmisiones inmorales de forma permanente.
Aunque inspirada en los hechos, la película no es tanto una lección de historia como una celebración de una era. Mientras toma una rebanada de la historia de la radiodifusión en el Reino Unido, el director Richard Curtis realmente rinde tributo a la libre expresión, a la música de los 60s y a la forma en que los radioescuchas ansiaban algo más que la música tradicional emitida en los canales oficiales.
Un número sorprendente de eventos en el filme tienen su base en los hechos y muchos de los personajes fueron creados alrededor de personas reales, sin embargo la película nunca pretende ser históricamente exacta, como resultado queda la sensación de que se trata de múltiples episodios que flotan en el barco, por eso reproduce breves viñetas que te recuerdan portadas (Electric Ladyland de Jimi Hendrix Experience) u otras películas (A Hard Day's Night de los Beatles), imágenes que hablan de música y una época muy específica.
Lo más interesante de The Boat That Rocked es que captura y se acerca, tanto como puede una película, a lo que significaba ser fan del rock and roll en esa época, cuando una canción no era simplemente ruido, sino subversión.
Level 11 por Karina Cabrera se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-No Comercial-No Derivadas 3.0 Unported.
Basada en una obra en www.sonicarsenal.blogspot.com.
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