Luces del norte
Cuando fueron a Blackpool (la ciudad de origen de Black Sabbath) The White Stripes quedaron maravillados con el extraordinario sendero de luces que cubre la ciudad y que es su principal atractivo turístico, sin embargo en ese momento sólo supimos que les gustó la extravaganza de Blackpool por el título, fuera de eso sólo vimos un gran concierto, en el caso de Under Great White Northern Lights no sólo comprendemos como los maravillaron las luces del norte vistas desde Canadá, también vemos la energía que se liberó en esa gira.
Los seguimos en un tour que toca casi cada provincia de ese país, los vemos tocar en un billar, en una sala de boliche, ante un grupo de venerables ancianos nativos, en un autobús e incluso vemos un fragmento de la gira One Note, pero también vemos al dueto fuera del escenario, con Jack White hablando sin parar, explicando en diversas tonalidades de rojo, blanco y negro lo que significa The White Stripes, mientras Meg corrobora los rumores... es un robot.
Aunque deseamos que Megbot diga algo y supere la timidez cuando interpreta In The Cold, Cold Night lo que más se disfruta del documental son las actuaciones en vivo y las explicaciones de Jack White sobre esas presentaciones, de lo espontáneo, la ausencia de un set list, la energía y la forma en que sólo dos personas pueden liberar un grandioso escándalo en cualquier lugar que los pongan. No es precisamente el tipo de documental que quisiéramos ver para celebrar el décimo aniversario de White Stripes, pero ellos tienen sus razones para hacerlo de esa forma, es comprensible, no les interesa repasar todo, sino que veas en que punto se encuentran en la actualidad después de seis discos.
LP4
Desde el primer track lo notas, Ratatat no elige el sonido fácil, no permite que su cuarto disco sea digerido a la primera vuelta, te exige, te deja engancharte con algunos sonidos, los reconoces y dices “me gusta” pero al siguiente segundo te preguntas qué te gusta y por momentos sientes que no te gustan tantas cosas como crees. Entras en un conflicto auditivo que sólo es superado con paciencia y al menos dos vueltas más de LP4, en mi caso hasta el cuarto repaso de los 12 tracks pude decir: ¡me encanta! Así es el post rock ¿no?, su sonido no es sencillo, pero quedas absolutamente enganchado.
Fiereza en las guitarras, energéticos pases de batería, ¿qué puede resultar mal? En el caso de Ratatat y su estilo instrumental, lo que podría salir mal son las palabras, pero como LP4 parece un viaje alrededor del mundo, llevando al que escucha desde las costas de Hawai con el ukelele de Mahalo al Este de Europa con Bare Feast, los sampleos hablados que adornan el intro o el outro son precisos, ahora más diversos, por ejemplo Drugs abre con un hablante desconocido que murmura en alemán y eso es lo que te deposita en la confusión que inmediatamente se convierte en un alud de manos aplaudiendo, notas de piano y si, la guitarra eléctrica. No es sencillo, pero debemos apreciar que nos compliquen los oídos y nos exijan más para disfrutar la música.
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