Treme
Nueva Orleans es "una ciudad que vive en la imaginación del mundo”, al mismo tiempo se muestra sórdida, de costumbres impalpables a la lejanía y de música, música que llena las entrañas con notas dolorosas y al mismo tiempo festivas.
Precisamente eso es lo que motivó a David Simon y Eric Overmyer para crear Treme, una de las nuevas series de HBO que captura a partir de la reconstrucción social, económica y cultural después del huracán Katrina las múltiples realidades de la famosa ciudad. La narrativa es simple, pero debido a la locación y el crisol cultural, Treme te da la oportunidad de escarbar en niveles más profundos con las pequeñas frases tan reveladoras que aparecen en los diálogos.
La mayor parte del tiempo, la serie evita hablar de política directamente, en cambio se enfoca en la fuerza de sus personajes y sus pasiones (bajas, intermedias y altas), que en éste caso giran alrededor de la ciudad de Nueva Orleans —no es gratuito que el primer episodio se titule Do You Know What It Means? y que a lo largo de los siguientes fragmentos de la historia contesten de múltiples formas, con diferentes muestras de lo que quedó debajo de las ruinas y que levantó nuevamente el distrito de Treme.
Treme es hipnótico y entretenido, aún con las plastas de lodo pegado a los zapatos y los muros llenos de humedad y hongos (algo patente en el intro de cada programa), penetra fácilmente en los ojos y los oídos (sólo falta la tecnología odorama para percibir aroma del pollo frito y la jambalaya). Cosas como el ácido orgullo y la aceptación con arrepentimiento hacen cautivante a Treme, eso y el ritmo verbal que acentúa el tema más importante para el programa: la música. No es una cuestión de tocar notas, es sobre lo que pones en ellas... y en el caso de Treme, lo que viene revuelto con cada nota es la historia de uno de los centros más importantes de la cultura africano-americana y Créole, especialmente la de la tradición moderna del jazz y la brass band.
Zombieficación
Todas las historias son una proyección de nuestras ansiedades colectivas, eso puede explicar por qué en la actual recesión económica, los zombies están comenzando a arrastrarse lentamente sobre nuestros gustos para sustituir al vampiro. Los vampiros son demonios elegantes para los buenos tiempos. Ellos suavemente se deslizan chupando la sangre de la sociedad - como la inversión de los banqueros que saquean acciones descomunalmente con ofertas para sí mismos o los administradores de fondos rapaces.
Los zombies son más claramente amenazadores. Cuando se levantan, lo que resulta es un apocalipsis, el fin de los tiempos amables y la entrada de los conflictos sociales. Esa imagen resonó en 1968, el año caótico en que Night of the Living Dead, el clásico zombie en blanco y negro de George A. Romero, fue lanzado. Y resuena hoy, cuando el sistema bancario se tambalea al borde del colapso y las empresas una vez sólidas se están derritiendo en el aire.
Vivimos la zombieficación, la de los entes que lentamente se mueven implacables, que suelen acabar con un pequeño grupo de personas recluyéndose en espacios pequeños, seguros - una cabina o un centro comercial - y la lucha por la supervivencia. Luchamos con ellos en Resident Evil, pero desde Shawn Of The Dead las imágenes han cambiado, ya somos capaces de reírnos en medio de la adversidad y voracidad, con Zombieland tuvimos algo de eso, pero con Pride and Prejudice and Zombies y Paul is Undead: The British Zombie Invasion entramos en una nueva zona de la zombieficación, los muertos vivientes no sólo buscan sus apreciados sesos, ahora se mezclan con la cultura popular y nos llevan a nuevos terrenos donde ya no parecen autómatas hambrientos, ya tienen planes y aspiraciones... ¿eso que reflejará de nosotros?
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En algo que tienen razon es el nuevo terror es con Zombies, los vampiros tienen muchos puntos en contra, hay mejores eventos con zombies de anfitriones
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