Fiebre de Forevers


El Tipo aquel dice: Y eso? nuevo playlist?

Kariblue dice: un arrebato de nostalgia

El Tipo aquel dice: ssss… casualidad? yo también ando en un periodo de enganche

Kariblue dice: a mi me atrapó viendo películas, vi tres y en el fondo aparecieron tres canciones diferentes, inconcientemente empecé a cantarlas y fueron creciendo… tuve que buscar un disco de T.Rex y terminé escuchando Metal Guru en repetición

El Tipo aquel dice: yo ando clavado con Hot Love y Dreamy Lady

El Tipo aquel dice: ahhhh es que T.Rex…

PENSAMIENTO OFFLINE: ahhh por favor, no digas 'ya no hacen música como antes'.

El Tipo aquel dice: ja, por un momento me rocé con ese pensamiento… ese del que siempre te burlas
Kariblue dice: si, por un segundo pensé que ibas a tener un lapsus de foreverismo o ibas a entrar en la zona de la vieja guardia.
El Tipo aquel dice: prefiero pensar que es un revival y que alguien está intentando hacernos cocowash para que compremos más discos de T.Rex…
Kariblue dice: uhm… me pregunto quien estará cobrando esas regalías…

Lo que siguió en esa conversación no es del dominio público, pero si me quedé con la idea, esa que aparece de vez en cuando en muchas mentes y los obliga a decir “ya no hay música como la de antes” o “ya lo escuché todo, se parece a algo que me gustaba hace 20 años”.

Considerando que sólo existen 7 notas… la verdad todo sonido se queda en las limitaciones de combinación y creatividad… al menos sigo creyendo en eso. Y no, yo no pienso que ya no se hace música como la de antes, tampoco considero que ya llegué a la edad en que ya no soy público objetivo de la vanguardia (por consecuencia ya estaría en media guardia tirándole a retaguardia) y que la música que escuchaba en la adolescencia era mejor que la de la actualidad… si pensara así me limitaría a escuchar a Cocteau Twins, Dead Can Dance, The Smiths, Siouxie & the Banshees, David Bowie, exceso de Pixies, mucho Pink Floyd, bastante grunge y algo de la onda Madchester. Con excepción de Pixies y Bowie, que todavía rondan mi cerebro cuando menos una vez a la semana, no pienso en esa frase, espero no tener que recurrir a ella y mucho menos quiero comprenderla.

Ahhh no se cuantas veces la he escuchado… un amigo de la universidad la repetía cada vez que intentaba colar a Marillion en el programa de radio y a uno de mis primos se le escapaba cada vez que aparecía U2 en la sintonía, pero sólo tenía sentido de nostalgia, no lo creían en realidad a pesar de su fervor por esos grupos.

Tuvo otro sentido cuando empecé a trabajar y rondé las zonas protegidas por la vieja guardia del periodismo del rock, esa en la que parecen transitar en una sola vía Black Sabbath, Dio o todo lo relacionado con la New Wave of British Heavy Metal. En cada plática o junta de trabajo aparecía esa frase, como un ancla de desencanto, un gancho contra la música de cualquier época posterior al NWOBHM o que fuera realizada por un grupo de músicos menores a los 22 años. Pero mi desencanto y falta de foreverismo se intensificó en los últimos días, producto de un severo dolor de muelas y la insistencia de varios amigos y conocidos en el tema.

Un conocido destiló su amargura gracias a la unión de Babasónicos con los cuadernos Scribe y otros grupos con la campaña de la cerveza Indio. Su punto era que la música ya no tenía el altísimo concepto que tenía antes así como su intenso repudio a la comercialización, lo que inmediatamente me llevó a pensar en las bolas de naftalina de los Beatles (y los muchos otros productos para los que prestaron su nombre), la parafernalia inútil de Kiss, los montones de grupos que han prestado sus canciones a campañas publicitarias y un largo etcétera, por consecuencia su amargura no estaba tan justificada, sólo era nostalgia.

Otro amigo insistía que nacimos en la época equivocada, que la enorme cantidad de bandas desechables no nos permitía apreciar nada y que cada disco nuevo que llega a nuestras manos perdía todo su brillo una semana después, por consecuencia surgió la frase “ya no se hace música como antes”… obviamente no, pero eso no quiere decir que debemos seguir casados con la música con la que nos identificábamos hace 15 años, sería como creerse la clásica frase de anuario “nunca cambies” y seguir en la misma etapa de tu vida eternamente, como un día de la marmota pero con otras canciones.

Al menos a mi me sigue emocionando la música nueva y disfruto mucho la idea de tener cinco disco nuevos cada semana y tener la posibilidad de desecharlos hasta encontrar algo que me agrade y me enganche fuertemente, porque ese es el sentido de ésta época: no tienes que aguantar los tontos comentarios de los locutores para escuchar música nueva, tampoco necesitas creer lo que dicen (aunque insistan que ellos tienen la neta), no necesitas su consejo para conocer algo y no necesitas llamar a una estación de radio para que pongan una rola (vas al myspace, compras la rola o la buscas en un blog para tenerla), no necesitas esperar meses para tener un disco, no necesitas una sola revista para conocer lo que pasa en el mundo, porque prácticamente puedes crear tu propio universo en un aparatito (sea iPod, PDA o convergencia de otras tecnologías) que cabe en la palma de tu mano. No se ustedes, pero me gustan esas posibilidades sin aferrarme al foreverismo.

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