“Ahhh si, siempre fue raro, desde pequeño… aún lo es”, esa frase me bastó para estacionarme en un canal para intentar averiguar quien era ese personaje del que hablaba con tanto cariño una señora con bastantes años encima.
La siguiente escena reveló los punzones de un artefacto dorado clavándose en el pecho de Federico Luppi, inmediatamente entendí que se trataba de La Invención de Cronos, por consecuencia el personaje “raro” era Guillermo del Toro, quien unos segundos después confirmó mis sospechas sobre el comentario de su madre respecto a las rarezas de su personalidad.
Para alguien que se cataloga a sí mismo como un inadaptado social, que utiliza habitualmente insectos, menciona frecuentemente el catolicismo en su obra, incorpora montones de reliquias y artefactos religiosos y basa muchas de sus escenas en sistemas subterráneos (Mimic, Hellboy, Blade II, El Espinazo del diablo, El Laberinto del Fauno) parece ser el momento correcto para salir a la superficie de mano de un colectivo imaginario, que sorprendentemente ocasionó que en su infancia fuera exorcizado por su abuela dos veces por su persistente interés en la fantasía y en dibujar monstruos.
El culto a Guillermo del Toro está en marcha desde hace varios años, en lo personal todavía recuerdo haber tenido un gran desayuno (sin moronga) en compañía de La Invención de Cronos y disfruto mucho ver a Ron Perlman (un chico Del Toro junto con Federico Luppi) como Hellboy. Pero lejos y fuera de los límites de mi departamento hay un fanatismo en marcha, que coloca al libro “Hellboy: The Art of the Movie” como un artículo de culto por la inclusión de los comentarios del director y múltiples dibujos de su libreta personal.
Antes de pasar a ese proyecto fuera del cine que atrapó mi atención, hay que mencionar que estará detrás de una tercera película de Hellboy, un remake de Frankenstein, otra versión de Dr. Jekyll and Mr. Hyde, la precuela The Hobbit y, la que a mi me interesa más, una nueva versión de At the Mountains of Madness de H. P. Lovecraft, que seguramente mostrará cosas increíbles.
Del Toro está a punto de explotar nuevamente la veta (o la vena, tal vez ese termino aplica mejor) de los vampiros, acaba de firmar un contrato con la editorial HarperCollins para escribir una trilogía sobre un virus vampírico que invade Nueva York. La serie comenzará con The Strain y promete avanzar por caminos inesperados, tal vez no sigan las reglas establecidas por otros escritores y remontará sus raíces hasta el Viejo Testamento. El tema del virus, que comenzará a expandirse en el aeropuerto JFK, recuerda un poco al cuento de Richard Matheson, I Am Legend (que inexplicablemente se rehusó a hacer la adaptación al cine), esperemos que Guillermo del Toro le de un nuevo giro a los vampiros, de entrada sabemos que no será una cuestión sólo de chupar sangre y de seres extraordinariamente sensuales, apasionados e inmortales.
Y para regodearse en sangre, una pequeña lista de los libros que tengo formados y que sudan un olor a RH Negativo: The Historian, parte de la serie Sookie Stackhouse, Day Watch, Night Watch y Final Watch.
Una entrevista a Guillermo del Toro (en dos partes), que explora sus inicios, Cumbres Borrascosas, el gusto por el derramamiento de catsup y el desarrollo de Cronos.
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