En esas dos décadas se concretó lo que el cassette anticipaba, un nuevo cambio de formato y la perdida de un gran tesoro, el arte de la cubierta.
La más sincera forma de arte de la cultura popular y de la música en general fue abreviada, no quedó gran espacio para ser astuto conceptualmente y la tipografía ocupó mucho espacio para hacerse notar en los estantes. Afortunadamente, muchos artistas visuales vieron la forma de expandir el empaque y encontraron ciertas ventajas en el pequeño espacio que otorga el cuadrado de 12.5 centímetros por lado.
Por un tiempo dejamos de quejarnos, aunque muchos seguimos pensando que no era lo mismo, nos seguían debiendo espacio para imaginar, aceptamos y gozamos las adiciones visuales y creativas. Sin embargo un nuevo cambio de formato volvió a poner en peligro la existencia del arte del álbum. Ahora que la música es dominantemente digital, el componente visual se ha reducido aún más y en algunos casos ha desaparecido con los millones de descargas y reproducciones que se realizan diariamente.
Una imagen para descargar e imprimir es insuficiente y tampoco nos llena la portada de los servicios de streaming, son pobres sustitutos para el placer táctil y casi erótico que brindaba un álbum como artefacto portador de sueños. Experimentar la música no es lo mismo sin ver una imagen que integre el espíritu del músico que la creó.
Lo único que queda claro es que durante el cambio de formatos, del vinilo a los cartuchos, de los cassettes a los CDs y la intangibilidad del MP3 y el streaming, los fanáticos de la música habían perdido el gusto por sumergirse en la contemplación, pero lo están recuperando.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarconcebir el arte de los albums, cómo algo erótico? Magnífico!! Un gusto leerte mi Karipunk. \,,/ 😎
ResponderEliminarEsa onda táctil cambia la perspectiva de lo que perdimos con el streaming, parece que lográbamos conectar más con la música. Gracias por darte la vuelta por acá y comentar :)
Eliminar