Justo hace 40 años, cuando empezaba a notarse una clara división basada en el miedo, apareció Rock Against Racism (RAR), un movimiento de bandas que en pleno surgimiento del punk en el Reino Unido buscaba proponer ideales a través del pop, rock y reggae, además de protestar ante los continuas declaraciones racistas que se habían escuchado en diversos músicos de la vieja escuela, incluida la voz de un borracho Eric Clapton, que promovía un voto en contra de convertir a su país en una “colonia negra”.
“Mantener a britania blanca” decía aquel de la mano lenta, un grupo de escritores respondió con una carta en NME recordándole al guitarrista que sus raíces venían precisamente de lo que repudiaba. Al mismo tiempo Generation X, The Clash y X-Ray Spex, entre otros, respondieron participando en un histórico concierto y marcha bajo la bandera Rock Against Racism, que nos daría otros movimientos similares contra el sexismo.
En el 2012 regresa el concepto de concierto/manifestación con Love Music Hate Racism, justo cuando se notaban los primeros brotes de lo que culminaría con el Brexit, que desafortunadamente apoyó Morrissey y que echó nuevamente al suelo las posibilidades de una reunión de The Smiths al agudizar las viejas diferencias con Johnny Marr.
De ese punk gritón y consciente con el referente de RAR nace la serie de discos 'Rock Against Bush', pero también encuentra su conexión con las canciones de protesta de la década de los 60, con Bob Dylan dándole continuidad y voz a una generación que estaba por cambiar las armas por flores.
Fat Mike de NOFX reunió a una nueva escena punk para hablar sobre Estados Unidos, protestar contra un presidente e involucrar a una nueva generación en la política. Tal vez no lograron detener la elección, pero nos encontramos con voces conscientes y con otras radicales que con la camiseta “No My Political Advisor” criticaban el enfasis electoral del disco.
En 2016, cuando la ola de miedo al otro, la propagación del racismo y la discriminación empezaron a acentuar el tono de una elección, la música nuevamente se convirtió en una expresión clara dentro de la política. Olvidemos las múltiples protestas realizadas por diversos grupos al ser utilizados en actos de campaña, dejemos a un lado que Bernie Sanders se colocó como el candidato de escritores y músicos y se tuvo que hacer a un lado por intereses mayores, incluso podemos olvidar por un instante que el regreso de Le Tigre fue con una canción de apoyo a Hilary Clinton, propongo notar que la protesta esta vez no vino de parte del punk, sino de una serie de bandas que desde diversos géneros se unieron en el deseo de terminar con la campaña “ignorante y divisiva” de Donald Trump.
Durante 30 días nos llegaron 30 canciones, ahora reunidas en un solo disco, pero que forman parte de otros materiales que ya habían sido impactados por el momento que vivimos, por ejemplo 'Same Old Lie' de Jim James, 'Young, Latin and Proud' de Helado Negro, 'Demagogue' de Franz Ferdinand y 'Locker Room Talk' de Cold War Kids, surgieron antes del proyecto como una reflexión del contexto actual y se suman a un estado de esperanza, sin embargo la mayoría de las canciones tienen un tono lúgubre, de crítica posterior a lo que parece inevitable.
Gane o pierda Trump, notamos un cambio en la mentalidad. Conservadurismo cruzado con un indiferente levantamiento de hombros, los que tienen miedo vota, los que son el futuro se abstienen. Preocupación que 30 canciones logran manifestar con absoluta claridad.
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