Fino baterista y dueño del afro más distintivo de la actualidad, Questlove establece claramente las reglas de su juego, las mismas que ha aplicado al lado de The Roots, sus diversas colaboraciones y los pequeños fragmentos con significado que vemos a través del programa de Jimmy Fallon, de esa manera Mo' Meta Blues no es precisamente una autobiografía que pueda traducirse como una serie de catástrofes personales y momentos que glorifican a un personaje, en realidad es una serie de eventos afortunados y desafortunados alrededor del sonido.
La primera regla viene a través de la introducción, donde explica todo lo que no será el libro, dejando claro que no revelará detalles de otras personas, no abordará punto por punto las dudas que siempre han tenido sus seguidores e incluirá múltiples conversaciones con su primer yo, Ahmir Thompson, hasta llegar a Questlove. La segunda guía para leer Mo' Meta Blues la establece la influencia de la película Mo’ Better Blues de Spike Lee con el diálogo de Shadow Henderson (Wesley Snipes): “Eso es mentira. Todo, todo lo que acabas de decir es una mierda. De todas las personas en el mundo, nunca nadie tuvo la oportunidad de tocar su propia música.... Así es, las personas no vienen porque tu grandioso hijo de puta tocas la mierda que no les gusta. Si tocas la mierda que les gusta, entonces la gente vendrá, así de simple”.
Como explica Questlove, la escena “no solo es un diálogo. Es dialéctica en su sentido clásico: una forma de establecer una idea contra su negación con la esperanza de encontrar un rayo de luz. Ese problema de cómo permanecer fieles a nuestra idea de nuestra música y llevar además la invitación a la audiencia, la manera de cortejar audiencias sin comprometer la música que estamos haciendo, es algo que nos atormentó desde el principio”.
La explicación de ese diálogo y el sentido que tiene en el mundo de Questlove nos lleva al significado de la primera parte del libro, se salta ese momento en que el músico se encuentra por primera vez maravillado por un sonido en particular y prefiere llevarnos al largo aprendizaje de Ahmir Thompson a través de colecciones creadas por sus padres, tías y hermana, algo fuertemente ligado a la batería y las giras que realizaba con su padre, que tuvo una exitosa banda de doo-wop llamada Lee Andrews & the Hearts en Filadelfia en la década de los 50 y que encontró en el revival una forma de vida antes del cristianismo, conversión que obligó a Ahmir a comprar en más de una ocasión el disco 1999 de Prince a lo largo de la década de los 80.
Partimos de su exploración inicial a través de influencias y recuerdos ligados a ciertos materiales que hacen retroceder la idea de que los discos no son más que productos o instantáneas aisladas que no están conectadas. Cómo establece en Mo' Meta Blues, hay una conexión espiritual e incluso física de los álbumes “que llegaron antes y los álbumes, aún sin grabar, que vendrían después”. Revela su amor por el pasado, pero también explora la idea de que el pasado es destruido cada segundo por el presente, provocando un “replanteamiento radical de la relación entre el artista y la obra”, además de su afición a leer reseñas de discos como un ejercicio de recreación de sonidos explicados.
El recorrido por discografías nos lleva a su infancia jugando a la tienda de discos, a los sonidos que van creciendo en su mente, el surgimiento del hip-hop en la década de los 70 y como creció en él el ritmo que posteriormente revolucionaría a The Roots, que gracias a la escuela del sonido buscó que todos sus discos trabajarán en tres niveles: “como un reflejo de nuestra propia carrera, como un reflejo de la escena hip-hop y como reflejo del mundo en general”.
Ahmir no tarda en dar paso a Questlove, el músico de The Roots que sigue explorando, pero más que nada analiza su entorno. Tal vez se pierde un poco el interés al sumergirnos en las grabaciones y los días de las personas que va conociendo, pero de ahí se rescatan pensamientos profundos sobre el arte y cómo trasladarlo a algo que no ha sido escuchado, todo eso de mano de la evolución del hip-hop, donde encontramos su teoría sobre los años que terminan en 2 y 5 donde alguien redefine y cambia completamente la escena, además de la naturaleza de las agrupaciones dentro del género, que duran unos pocos años y desaparecen, aunque se sorprende con The Roots como la excepción de su propia observación.
Se descubre en un contexto de madurez del hip-hop, alcanzando más de dos décadas, tratando de envejecer con alguna gracia ante la audiencia. Después de pasar por éxitos, elementos virales y nuevas aproximaciones, lo que nos deja Questlove al final es su explicación sobre la persistencia del hip-hop: “Es una palabra divertida, persistencia. Esto significa no darse por vencido, pero también significa el paso a través del tiempo. Es la voluntad de sobrevivir, pero también es la inercia”.
Mo' Meta Blues ciertamente no es la autobiografía estándar, es un medio con páginas para que Questlove revele una vez más su inteligencia incisiva en temas que afectan e impulsan la música en general, los comentarios que originalmente leímos en okayplayer.com crecen en el libro, permitiendo que el músico y líder de una banda muestre porqué se ha convertido en una marca con una voz distintiva y respetada dentro de la cultura pop actual, claro siempre bajo sus propios términos.
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