Like Someone In Love, la respuesta al vacío

Una apertura larga en un no muy concurrido bar de Tokio marca el ritmo inicial, pero establece también la cadencia de gran parte de lo que viene después. Sin estar inmersos, a la distancia vemos gente platicando y bebiendo, una tonada de jazz al fondo se cuela entre el murmullo, percibimos el movimiento, ajeno a la voz de una mujer hablando por teléfono, describiendo un lugar que ante nuestros ojos es completamente diferente. En un inicio, como se establecerá múltiples veces a lo largo de Like Someone In Love, las cosas se parecen mucho, pero son distintas.


El director Abbas Kiarostami hace que los sonidos nos envuelvan, emanan de espacios que no tenemos a la vista, construye imágenes ajenas a lo que vemos en pantalla desde la primera toma dentro del bar. Percibes el entorno, pero estás fuera de la acción que desencadena la voz en off, estamos fuera de cuadro examinando con una extraordinaria percepción y yuxtaposición.

El espacio se construye independientemente de la escena y la voz, obtenemos sonidos en espacios no visibles, hasta que la cámara cambia de perspectiva comprendemos que la voz pertenece a Akiko (Rin Takanashi), pero al escuchar una parte de la conversación seguimos en el exterior, recibiendo una percepción general de un mismo ambiente, sin lograr imaginar el espacio contiguo. Cuando la escena sigue su curso empezamos a unir piezas a través de la siguiente conversación de la protagonista, se trata de una prostituta y estudiante con un novio celoso, quien minutos después de concluir la conversación, parte hacia las afueras de Tokio por orden de su proxeneta.

Los pocos detalles que se nos brindan en esos primeros minutos no son suficientes, crean más incógnitas conforme el silencio de Akiko dentro de un taxi es invadido por una serie de mensajes de voz de su abuela, que desde la distancia de un teléfono público intenta acercarse y establecer contacto durante una breve visita a la ciudad. Los contextos se funden, seguimos inmersos en el asiento de atrás del automóvil, pero somos trasladados a otras historias que ocurren al mismo tiempo, rozamos de forma breve nuevamente, a través del sonido, otros espacios no visibles.

Este juego inicial entre lo que se ve, lo que se escucha y lo que está sucediendo realmente se convierte en la línea de las tres personas que se cruzan en Like Someone Like in Love, constantemente salimos de la imagen mostrada en la escena para adentrarnos en un mundo enlazado por sonidos, grabaciones en contestadoras y acontecimientos fuera de cuadro. Se trata de un juego de perspectivas que logra acentuar el silencio, la historia de confusión de identidades y la inevitable soledad que se percibe en sus protagonistas.

Como diría Paul Auster en su libro La Invención de la Soledad, logran “mantenerse a cierta distancia de la vida, para evitar sumergirse en el torbellino de las cosas”. En este caso parece que el único y verdadero contacto o riesgo de sumarse al exterior ocurre a través del teléfono, aunque a veces el punto de contacto no ocurre y responde una línea fuera del área de servicio, una contestadora o el silencio de la era del vacío.

A ese primer viaje de Akiko saliendo de Tokio se suman otros traslados, siempre estamos en movimiento, siguiendo las texturas borrosas de la ciudad a través del cristal del fondo, encerrándonos en un pequeño espacio para percibir la intensidad emocional y un sentido del drama en el ambiente que no tarda en derramarse en el interior. Conforme los cabos sueltos de la historia nos conducen al nudo, se van torciendo para entrelazar sus vidas en una serie de mentiras o mal interpretaciones intencionales.

De las historias no visibles y las interpretaciones a lo evidente, que tiene lugar cuando Akiko llega a la casa del sociólogo y traductor Takashi (Tadashi Okuno), quien en su propio ambiente se relaciona con otros a través de una línea telefónica, la cual a veces prefiere no atender. Ella no sabe nada acerca de él, él cree que la conoce, aún así la cita de la prostituta y el cliente no sucede como esperaríamos.

El encuentro ocurre bajo el influjo de la canción Like Someone In Love, sin embargo las acciones no siguen las palabras interpretadas por la voz de la cantante Etta James, ninguno de los dos se ha descubierto mirando a las estrellas o dejando que el asombro los domine, en cambio ambos sostienen un pacto honrado con la soledad. Entre llamadas telefónicas a ambos, la conversación casual sobre un cuadro colgado en la pared de Takashi nos lleva eventualmente a una habitación, una cama y el desprendimiento del sueño.

Al día siguiente, Takashi lleva a Akiko a la universidad, donde el tercer eslabón de la historia se une: Noriaki (Ryo Kase), el novio celoso. Desde el interior del automóvil, teniendo la perspectiva de Takashi, nuevamente observamos a la distancia, pero los gestos y los movimientos de la pareja nos permiten imaginar la conversación, la cual se hace evidente sólo unos segundos después cuando Noriaki inicia una conversación con Takashi. Nuevamente dentro del auto, ambos personajes deciden asumir diferentes personalidades, por deseo o la casualidad, ambos permiten que surja el engaño.

Noriaki prefiere la duda, aunque tiene en sus manos una tarjeta con la foto de Akiko ofreciendo sus servicios, “es ella, pero es distinta” como diría la abuela al encontrarse con esa misma imagen en el metro. Dentro de ese auto los tres personajes son los mismos, pero diferentes por la negación y el permanente “te contaré más tarde”, tanto ellos como nosotros sabemos que ese estado futuro de confidencia posiblemente nunca llegará, al menos no dentro de éste fragmento de la historia.

Los personajes de Abbas Kiarostami en el filme Like Someone In Love no responden a un molde, el director tampoco interfiere en su naturaleza, deja que el misterio de cada uno permanezca intacto, brindándonos sólo los detalles que necesitamos conocer para entender la relación, el resto lo deja en el territorio de lo ambiguo. Cualquier detalle previo o posterior no tiene cabida en ese espacio de 109 minutos.

Al final, la soledad y la mentira se comparten a través del silencio, revelando que aún el aislamiento individual puede quebrarse con algo tan burdo como un ladrillo atravesando un cristal. La verdad rompiendo el nudo, lo que ocurre después ya es otra historia en un espacio no visible para el espectador de Like Someone In Love.

Like Someone In Love (2012)
Dirección y guión: Abbas Kiarostami
Reparto: Rin Takanashi, Tadashi Okuno, Ryo Kase, Denden, Mihoko Suzuki




Publicado originalmente en Icónica

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