“Algunas veces las cosas salen mal. Esta vez las cosas salieron drásticamente mal, pero al menos hubo un tour para que salieran mal” - Lips
Hace algunas semanas me habló de la película, su pequeño metalhead que raras veces muestra algo fue conmovido, por consecuencia me dijo “te vas a poner triste”... pero ¿cómo puede ponerte triste un documental sobre metal?... Anvil! The Story of Anvil lo logra.
En la introducción vemos a Anvil en su momento de gloria en un festival en Japón, presenciamos a esta energética banda que pudo cambiarlo todo, escuchamos las respetuosas declaraciones de los integrantes de Metallica y Anthrax y sentimos su estruendosa interpretación de Metal On Metal con Steve "Lips" Kudlow sacando mejores notas de la guitarra con un dildo y a Robb Reiner atacando la batería como en estado de guerra, pero la introducción se acaba y te encuentras con un vocalista irreconocible, un personaje común distribuyendo comida en algunas escuelas de Canadá, que tiene a Anvil como su único lugar de satisfacción y placer para atravesar la vida.
Si no eres metalhead, lo primero que piensas es que la banda ya no existe, sin embargo no tardas en darte cuenta que Anvil nunca se separó, que el éxito que los colocó en un principio como uno de “los 4 grandes” ahora es sólo una formula que funciona en bares medio vacíos en Toronto, donde una pequeña, pero aguerrida, legión de fans sigue a esa banda que pudo ser algo grande.
Con nuevos integrantes y una prolífica pero desconocida discografía, Anvil se encuentra nuevamente con la ventana de las posibilidades cuando logran cerrar una serie de presentaciones en Europa, pero lo que promete ser la más grande gira que han realizado en 20 años no tarda en convertirse en un desastre.
La gira Europea ocurre entre trenes perdidos, malentendidos con su poco talentosa manager y promotores negándose a pagarles (o que ofrecen tazones de goulash en vez de dinero), los integrantes del grupo terminan preguntándose si la ilusión de tocar en Polonia, Alemania y Rumania los pone más cerca de rozar sus fantasías de rock and roll.
El sueño nuevamente parece algo imposible, pero el optimismo de Lips hace que Anvil persista, ruega, pide prestado y hace todo lo posible para mantener viva la esperanza de ser parte de ese deporte que parece limitado a los jóvenes, pero la lotería del rock and roll se vuelve cada vez más misteriosa para una banda atascada, que desea trascender más allá de sus 15 minutos de fama.
Aunque al final el director Sacha Gervasi logra convertir a Lips y Robb en caricaturas de la industria de la música o excedentes de This Is Spinal Tap, la desesperación, el fracaso y la frustración de los integrantes del grupo provoca una empatía inmediata, que te hace desear en silencio que suceda algo positivo en la historia de Anvil.
El documental tal vez no te convertirá en un fan del grupo, pero la exploración y el retrato sumamente humano de estos metalheads, el optimismo de Lips y el pragmatismo de Reiner y las dificultades para concretar una carrera te hacen compartir el sueño de Anvil, al final realmente no pueds evitar preguntar que sucedió con ellos...
(SPOILER ALERT) Justo eso me pregunté y para calmar mi apachurrado corazón (que en algún lugar guarda un headbanger) el muchacho me mostró la entrada de Anvil en Pollstar y para mi alegría están de gira, pero eso no me bastó... investigando descubrí las caras sonrientes de Lips y Robb en el festival de Sundance (dónde la película se convirtió en un fenómeno) y Angus Young, el guitarrista de AC/DC, vio la película, los llamó y los invitó a salir de gira con el grupo... en verdad, no importa que tan amargado estés y lo mucho que rechaces el final feliz: ese es un gran epílogo.
Level 11 por Karina Cabrera se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-No Comercial-No Derivadas 3.0 Unported.
Basada en una obra en www.sonicarsenal.blogspot.com.
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