Meta información, el punto central y por el cual giran múltiples formas de obsesión, regresión, acumulación y entendimiento/desentendimiento de la actualidad. El periodista especializado en música Simon Reynolds busca explicar a través de éste libro como en los últimos años el acceso y el exceso han cambiado nuestra forma no sólo de escuchar, sino de relacionarnos con el cine y la literatura, pero sobre todo la música, desde el creciente coleccionismo y la necesidad de acumular canciones en discos duros y nubes virtuales, sin lograr escuchar todas las descargas producto del sharity (share + charity).
Muchos puntos del análisis en los que se basa la adicción de la cultura pop por su propio pasado parten de esa relación entre la música y la forma en que escuchamos en tiempos de reproductores portátiles, servicios de catálogos en línea siempre disponibles, multitasking e información cruzando e intercambiándose a velocidades increíbles a través de espejos negros.
Retromania es la necesidad de abarcar diversas épocas de la música, la obsesión provocada por las listas, la historia por medio de diversas películas, libros y múltiples blogs que nos ha llevado a la diversificación de nuestros oídos y la necesidad de curadores que nos sirvan como filtros en medio de la marea de todo lo que está a nuestro alcance. El curador, ya sea crítico, editor o músico logra crear un mapa de influencias, direcciones y posibles caminos futuros, pero en realidad se trata de otra maraña de información que filtra y a su vez hace que vaya desapareciendo la experiencia que brindaba el descubrimiento personal.
Reynolds no se atiene a los que escuchan, también alcanza a los que crean, mostrándonos un camino en el que se levantan covers y álbumes tributo como un indicativo de la naturaleza referencial del pop, revelando también un estado de canibalismo de influencias e iconos como si la cultura avariciosamente se comiera a sí misma como un Ouroboros para no revelar más posibilidades, es un retrato del propio artista como un consumidor, "la referencia es la diferencia, mezclada con un poco de gloria reflejada".
Retromania es un recorrido desde los pasillos de museos dedicados a la historia de una sola persona hasta la memorabilia, el registro enciclopédico de cada instante de la historia de la música, pasando por el coleccionista incurable, la llegada del boxset como compresión de catálogos olvidados y Japón como el imperio donde lo retro no lo es, ya que todo continúa en circulación y con ediciones exclusivas.
Al final "todo parece envuelto entre comillas invisibles" que invariablemente buscan llevar el estereotipo hacia el arquetipo, de la nostalgia a moda retro y de ahí al revival como una interpretación actualizada del pasado, convertida en algo tan complejo como la retrospección, donde todo lo old school parece mucho mejor que cualquier actualización. Retromania así se revela como una crítica a la ausencia del presente y el enfoque hacia el pasado, visiones que nos niegan completamente una palabra con F que parece en estos momentos más escandalosa que el fuck: Futuro.
Lo más notable de ésta tendencia es la nostalgia por el futuro que nunca llegó, la retromania parece ser un síntoma de la decepción al descubrir que nunca llegaría lo que la ciencia ficción tanto nos prometió. Es un verdadero choque de esperanzas, porque mientras nos acercábamos al milenio, más ansiosos miramos hacia atrás por esa simple razón, pareciera que una vez cruzada esa barrera del año 2000 el choque de realidad sin autos voladores, teletransportadores y ropa plateada sólo nos dejó rescatar los años de inocencia, cuando éramos capaces de creer en ese futuro.
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