“Algunas personas ven el rock & roll como la cultura de la juventud, y cuando la cultura juvenil es monopolizada por las grandes empresas, ¿qué deben hacer los jóvenes ? Creo que debemos destruir el proceso de falsos capitalistas que están destruyendo la cultura de los jóvenes por el marketing de masas, y el control comercial de la paranoia del comportamiento. Y el primer paso es acabar con las compañías discográficas” - Thurston Moore.
El discurso aparece en tres momentos diferentes, primero en 1991: The Year Punk Broke, después en el documental All Tomorrow's Parties y finalmente en la canción Heaven's Fire de The Radio Dept., es un llamado de rebelión que tal vez ha sido utilizado con diferentes objetivos, pero a final de cuentas mantiene el espíritu que ha movido durante 30 años a una banda como Sonic Youth.
Sabemos que en la superficie se ven muchas contradicciones, empezando por el llamado a destruir las disqueras y su permanencia en varios sellos discográficos nada pequeños, sabemos que no es como el caso de Ian MacKaye que en cuanto escuchó el punk y se unió a Minor Threat dejó de escuchar la radio y que a la distancia el nombre de Sonic Youth, aunque icónico, es algo irónico, porque su más antiguo integrante ronda los 60 años. Pero de eso se trata.
Es como si la conjunción del apodo de uno de los integrantes de MC5 (también pareja entrañable de Patti Smith) y el verdadero nombre de Madonna fuera una cuestión de diversas evoluciones y periodos bajo el mismo espíritu, que por supuesto incluye roces con el mainstream (gracias a que David Geffen era fanático y no le importaba que no vendieran discos), un montón de álbumes que podrían considerarse inaudibles y otros tantos materiales sumamente accesibles. Pero sobre todo, el nombre de Sonic Youth significa apoyo a todo lo que se muestre ruidoso y poderoso, y eso no sólo implica su música, sino el arte, la literatura e impulsar a otras bandas.
Sus empresas creativas combinadas incluyen libros de poesía y sobre la cultura del cassette, revistas y reseñas de discos, cuatro o cinco compañías discográficas, presentaciones en casi todos los documentales de música hecha en los últimos años, una línea de ropa para “madres cool” e instigar la reunión de Pavement.
Pero además de mantenerse ocupados con proyectos paralelos, el grupo ha mantenido una ética de trabajo constante en lo que respecta a su banda principal. Esta dinámica natural de contacto y organización ha caracterizado desde entonces las colaboraciones de Sonic Youth, basadas en el respeto mutuo y la afinidad.
De acuerdo con Lee Ranaldo, la idea de las inclusiones es fundamental, “nuestra carrera no consiste sólo en ir abriendo brecha en el mundo con nuestro pequeño grupo; es una especie de viaje en el que nos hemos embarcado y queremos llevar a bordo a tanta gente como sea posible”.
Y efectivamente así ha sucedido, sólo basta leer el capítulo dedicado a Sonic Youth en el libro Our Band Could Be Your Life para conocer a la serie de bandas que recibieron apoyo, difusión, dinero o incluso un techo para concretar su sueño musical.
Así que, tal vez puedes detestar la música de Sonic Youth, detestar el ruido de sus presentaciones que se prolonga en demasiados experimentos con el pedal o las declaraciones de cada uno de sus integrantes... sin embargo estoy segura de que debe gustarte alguna de las obras, tendencias o grupos de las últimas tres décadas que han sido rozadas por la magia de la juventud sónica, no lo dudo ni tantito.
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