Diarios de Bicicleta

Si quitamos toda la infancia y parte de la adolescencia, la verdad no soy gran fan de la bicicleta, actualmente soy más persona de caminatas o carreras a pie, pero hace unos años realmente intenté adoptarla cuando el muchacho llegó a la casa con la tentación de dos ruedas.

El gusto sólo me duró 15 minutos, los perros de la colonia donde vivo se convirtieron en jauría y, después de una persecusión, me hicieron abandonar el regalo, sin embargo después de leer la mitad de Diarios de Bicicleta y entender la visión critica de David Byrne, me dan ganas de hacerle caso.


“Este punto de vista más rápido que una caminata, más lento que un tren, a menudo ligeramente más alto que una persona se convirtió en mi ventana panorámica de gran parte del mundo en los últimos treinta años y lo sigue siendo. Es una gran ventana y mira hacia un paisaje fundamentalmente urbano. (Yo no soy un ciclista de carreras o deportes.) A través de esta ventana vislumbro la mente de mi prójimo, tal como se expresa en las ciudades donde vive. Ciudades, se me ocurrió, son manifestaciones físicas de nuestras creencias más profundas y nuestros pensamientos a menudo inconscientes, no tanto como individuos, sino como animales sociales que somos.

Montar en bicicleta a través de todo esto es como navegar en las vías neuronales de algunos colectivos gran global \ mente. Realmente es un viaje al interior de la psique colectiva de un grupo compacto de personas. Un viaje fantástico, pero sin los efectos especiales cursis. Uno puede sentir el cerebro colectivo feliz, cruel, mentiroso, y generoso en el trabajo y en el juego.

Suena como una forma de meditación, y en cierto modo lo es. Realizar una tarea familiar, como conducir un coche o montar en bicicleta, lo pone a uno en una zona que no es demasiado profunda o que involucre demasiado. La actividad es repetitiva, mecánica, y se distrae y ocupa la mente consciente, o al menos parte de ella, de una manera que es lo suficientemente atractiva, pero no demasiadocomo para ser atrapado con la guardia baja. Facilita un estado de ánimo que permite algo, pero no demasiado de lo inconsciente burbujear. Como alguien que cree que gran parte de la fuente de su trabajo y la creatividad debe ser recogido de las burbujas".




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