El tiempo algunas veces puede ser un enemigo de las películas, especialmente las que se basan en celebridades, tendencias y la moda. Sin embargo, algunos filmes logran capturar de forma tan pura un momento que casi pueden trascender la intención original. Heavy Metal Parking Lot, un corto documental sobre los fans del metal congregados afuera de un concierto de Judas Priest en 1986, captura uno de esos instantes, donde adultos jóvenes de clase media y el comportamiento inducido por las drogas tienen el trasfondo de la música y las amistades efímeras logradas en un estacionamiento en el momento previo a un concierto.
Todo esto ofrece la película en una especie de realismo poético, es un ensayo de una época no tanto de las marañas de pelo, los pantalones de piel de leopardo, las bandanas y la norma del corte de cabello mullet, es una muestra de la escena del metal en los 80, que a la distancia todavía provoca emoción con todo su esplendor infernal alrededor de aficionados sin dientes, que tropiezan hasta la cámara para gritar su devoción por Judas Priest y el heavy metal. Son tan apasionados como sólo un fan puede serlo.
En sólo 16 minutos te estableces en mayo de 1986, con el Maryland Capitol Center atrayendo a miles de adolescentes headbangers para adorar destacados actos de la época como Judas Priest y Dokken. Todos reunidos con una fidelidad que requiere ciertos preparativos previos al concierto, además de sortear conos color naranja, pavonearse con el torso desnudo o con camisetas sin mangas junto a sus automóviles completamente borrachos y/o drogados, mientras el sonido metálico de Judas Priest con You've Got Another Thing Coming y Breaking the Law se tensa desde los radios de los coches y los compradores de boletos hacen fila mostrando orgullosamente la señal del heavy metal, la mano cornuta, a los transeúntes.
Sin embargo, la verdadera leyenda de Heavy Metal Parking Lot no empieza hasta que terminan esos 16 minutos. Desde que Jeff Krulik y John Heyn editaron el filme y distribuyeron algunas copias entre sus amigos mientras vivían en Washington D.C. y trabajaban en la televisión pública, su creación fue convirtiéndose en un cortometraje obligado no sólo para los metalheads, sino para cualquier persona que haya permanecido horas esperando el inicio de un concierto.
Todos esos suspiros y sonidos fueron inmortalizados por el director Jeff Krulik, quien con un presupuesto nulo y varias horas invertidas caminando entre metalheads, obtuvo una pieza antropológica que resume perfectamente el ambiente de la escena musical a mediados de los años ochenta, inmortalizando el momento en que bandas como Judas Priest eran extravagantes y hacían que el Rock de Arena gobernara el mundo. Por esa razón Heavy Metal Parking Lot es un verdadero clásico underground, porque a aunque la idea original fue capturar el espíritu de ese estacionamiento, donde todos están tan perdidos y fuera de control, el resultado fue una modesta película de culto fascinante y divertida.
Level 11 por Karina Cabrera se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-No Comercial-No Derivadas 3.0 Unported.
Basada en una obra en www.sonicarsenal.blogspot.com.
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