Cada vez que me lo encuentro en el messenger me pregunta lo mismo: ¿de dónde puedo bajar más música?. Así ha sido por unos dos años. En un principio parecía un verdadero interés por conocer, ampliar el espectro de sus oídos debido a la carencia de estaciones de radio de rock en el lugar donde vive, en algún momento hubo variaciones e inclinaciones por ciertos géneros, sin embargo cuando la pregunta se volvió tan específica no pude evitar investigar lo que quería, ¿conocer música o tener más música?.
Mi amigo virtual dijo que ambas cosas, pero no tardé en descubrir que se inclinaba más por la segunda opción cuando (al igual que otros dos amigos virtuales) me empezó a presumir cuantos gigas de música tenía. No se regodeaba con los discos, grupos, canciones o rarezas que tenía, sino la cantidad de música que mantenía apilada en un disco duro. Inmediatamente me hizo pensar en Ping, la red social de Apple, que me da la impresión propiciará más la competencia entre el tamaño de las bibliotecas que las verdaderas recomendaciones, las que te pican con curiosidad y te obligan a remontarte a las raíces de todo lo que te gusta, a rastrear un músico y seguirlo hasta descubrir las interminables capas de sonidos que lo han influenciado.
Apple promueve una red social para conocer música, pero es más sobre el impulso de acumular gigas con base en un aumento de ventas, el hecho de que el botón de Ping esté debajo del de iTunes Store no es una cosa de diseño aleatorio, además que las posibilidades se remiten a un cerco de géneros y artistas establecidos por Apple. Con esas restricciones, el servicio realmente no propicia que tus amigos te destapen los oídos con novedades, al contrario sólo invita a ver cuántas canciones poseen o han comprado los otros, sin importar qué es lo que tienen.
Realmente no me importa cuantos gigas tienen los demás, yo no tengo tantos pero al igual que otros desde la parición de Napster y todos los servicios P2P me he vuelto muy voraz, siempre quiero más, sin embargo lo hago desde otra perspectiva. No me interesa llenar los gigas disponibles entre el iPod, el disco duro de mi laptop, USBs, tarjetas SD y disco duro externo, simplemente creo que estos son grandes tiempos para escuchar música, porque nunca antes existió la posibilidad de encontrar todo lo que querías y escuchar todo lo que no conocías como en la actualidad.
Al menos yo siempre tengo hambre en ese aspecto, por eso probé Ping y lo abandoné el mismo día por la falta de posibilidades, sin embargo casi al mismo tiempo me encontré con otro medio de exploración y descubrimiento de música que cumple exactamente con eso que prometió Steve Jobs. El servicio se llama Shuffler y se basa en muchas cosas que han funcionado para promover la música en los últimos años y que, en lo personal, me han servido para conocer más.
Basicamente se trata de una estación de radio de Internet, lo más interesante no es precisamente la ausencia de locutores, sino que su programación se basa en lo que se postea en blogs de música, garantizando que no sólo estás escuchando música sin restricciones comerciales o compromisos corporativos, sino que estás recibiendo lo nuevo, lo experimental, lo vanguardista, las rarezas, lo inexplorado, lo inesperado, la esencia de la blogosfera y la infinidad de cosas que no has escuchado.
Las posibilidades de descubrimiento son infinitas, porque no se trata de un playlist establecido arbitrariamente por un programador y tampoco se trata de armar listas personales o intuitivas como last.fm o blip.fm, se trata de un ir de canción en canción bajo las propias tendencias de la red y eso puede durar una eternidad porque cualquiera puede agregar su blog al dial virtual de Shuffler.
Desde la primera canción estoy enganchada con el servicio, con la música, con los descubrimientos y con los blogs que no conocía, cómo dice el home de Shuffler: es “una forma divertida de navegar a través de cientos de blogs. La web es tu reproductor, los bloggers son los dj's”.
Steve Jobs ahí lo tienes, así si se descubre música.
Mi amigo virtual dijo que ambas cosas, pero no tardé en descubrir que se inclinaba más por la segunda opción cuando (al igual que otros dos amigos virtuales) me empezó a presumir cuantos gigas de música tenía. No se regodeaba con los discos, grupos, canciones o rarezas que tenía, sino la cantidad de música que mantenía apilada en un disco duro. Inmediatamente me hizo pensar en Ping, la red social de Apple, que me da la impresión propiciará más la competencia entre el tamaño de las bibliotecas que las verdaderas recomendaciones, las que te pican con curiosidad y te obligan a remontarte a las raíces de todo lo que te gusta, a rastrear un músico y seguirlo hasta descubrir las interminables capas de sonidos que lo han influenciado.
Apple promueve una red social para conocer música, pero es más sobre el impulso de acumular gigas con base en un aumento de ventas, el hecho de que el botón de Ping esté debajo del de iTunes Store no es una cosa de diseño aleatorio, además que las posibilidades se remiten a un cerco de géneros y artistas establecidos por Apple. Con esas restricciones, el servicio realmente no propicia que tus amigos te destapen los oídos con novedades, al contrario sólo invita a ver cuántas canciones poseen o han comprado los otros, sin importar qué es lo que tienen.
Realmente no me importa cuantos gigas tienen los demás, yo no tengo tantos pero al igual que otros desde la parición de Napster y todos los servicios P2P me he vuelto muy voraz, siempre quiero más, sin embargo lo hago desde otra perspectiva. No me interesa llenar los gigas disponibles entre el iPod, el disco duro de mi laptop, USBs, tarjetas SD y disco duro externo, simplemente creo que estos son grandes tiempos para escuchar música, porque nunca antes existió la posibilidad de encontrar todo lo que querías y escuchar todo lo que no conocías como en la actualidad.
Al menos yo siempre tengo hambre en ese aspecto, por eso probé Ping y lo abandoné el mismo día por la falta de posibilidades, sin embargo casi al mismo tiempo me encontré con otro medio de exploración y descubrimiento de música que cumple exactamente con eso que prometió Steve Jobs. El servicio se llama Shuffler y se basa en muchas cosas que han funcionado para promover la música en los últimos años y que, en lo personal, me han servido para conocer más.
Basicamente se trata de una estación de radio de Internet, lo más interesante no es precisamente la ausencia de locutores, sino que su programación se basa en lo que se postea en blogs de música, garantizando que no sólo estás escuchando música sin restricciones comerciales o compromisos corporativos, sino que estás recibiendo lo nuevo, lo experimental, lo vanguardista, las rarezas, lo inexplorado, lo inesperado, la esencia de la blogosfera y la infinidad de cosas que no has escuchado.
Las posibilidades de descubrimiento son infinitas, porque no se trata de un playlist establecido arbitrariamente por un programador y tampoco se trata de armar listas personales o intuitivas como last.fm o blip.fm, se trata de un ir de canción en canción bajo las propias tendencias de la red y eso puede durar una eternidad porque cualquiera puede agregar su blog al dial virtual de Shuffler.
Desde la primera canción estoy enganchada con el servicio, con la música, con los descubrimientos y con los blogs que no conocía, cómo dice el home de Shuffler: es “una forma divertida de navegar a través de cientos de blogs. La web es tu reproductor, los bloggers son los dj's”.
Steve Jobs ahí lo tienes, así si se descubre música.
0 comments:
Publicar un comentario