Shock rock, la estridencia cerebral


Basta echar un vistazo a la historia de la música para darse cuenta de dos cosas: todo lo que escuchamos es una especie de reciclaje de lo anterior con algunas mejorías y que hay una gran cantidad de músicos que han optado por crear una imagen cruda, como si se hubieran fugado de una película de horror que le tira más al gore. La razón para ocultarse no es ser innovadores, sino espantarnos de alguna forma, sacudir con violencia nuestra mente.

Contradiciendo el gusto por etiquetar todo, el shock rock no se encasilla en un solo sonido, puede abarcarlos todos y cuenta con una sola restricción: debe ser controvertido, extraño, salvaje o simplemente ofensivo. Para aquellos que ponen el escándalo sobre la sustancia, deben dirigirse hasta el extremo para mantenerse, ya que cada unos pocos años, como si fuera parte de un programa, la industria presenta con deleite a una “estrella” tan baja, vil, ofensiva para la decencia común, sobresaliendo más allá de su base de maquillaje entre una bola de tipos que tuvieron la misma idea.

  • SEXO, SANGRE Y MAQUILLAJE
Sin embargo, los disfraces que asustan, la sangre falsa y las caras pintadas han estado por aquí más de cuarenta años. Lo único que ha cambiado son los motivos para espantar a los progenitores y por consecuencia suscitar nuestro morbo. Simplemente, es bastante atractivo que una persona se esfuerce tanto por verse extraordinariamente mal. La formula vende, eso lo sabemos bastante bien. Llámalo "shock rock", "glitter rock", "theatrical rock" o como quieras, la cuestión es que tan lejos puede llegar alguien para empujar esos limites y crear su propia película de terror.

A pesar de lo que pudieras esperar, el shock rock no empezó con Marilyn Manson ni con Kiss. El primer “shoker” fue Screamin' Jay Hawkins, un cantante de blues de los 50, que decoraba su escenario con huesos falsos, serpientes de goma y una máquina de hielo seco, nada mejor para ponerse a tono con su canción ‘I Put a Spell On You’, de hecho en alguna ocasión apareció vestido como un sacerdote vudú, con un hueso atravesándole la nariz. Su pose terrorífica no espanta a nadie en la actualidad, pero Black Sabbath y Alice Cooper le robaron la idea al cantante.




  • SHOCK ROCKERS
Después de matar a mordiscos a un pollo en el escenario, Vincent Furnier (para los cuates y Alice Cooper para los que no lo son), se transformó en el primer shock rocker. El cantante adoptó el maquillaje de una bruja, un payaso o monstruo sicótico, agregó ejecuciones falsas en la guillotina, boas y una gran cantidad de sangre falsa para que se viera más gore su acto. Su tiempo de espantar concluyó a finales de los 70, si todavía tienen curiosidad pueden verlo anunciando discos en algún infomercial.




El siguiente amo de las sacudidas mentales fue Black Sabbath, uno de los primeros grupos en enfocarse en un lado oscuro. Ozzy Osbourne fue el icono de la joyería gótica con leyendas sobre recreaciones de sexo, drogas y oscuro rock and roll. Mientras Screamin' Jay cantaba alrededor de un cráneo, Ozzy mordía murciélagos de plástico. Ahora lo puedes ver como el padre de familia atolondrado que abandona al rey de las tinieblas al llegar a su mansión.




La siguiente banda que intentó mover algunas conciencias adoptó a los superhéroes como imagen. La apariencia de KISS parece bastante fresa, pero la pose se completa con Gene Simmons escupiendo fuego y volando frente al escenario mientras muestra su larga lengua. El grupo saciaba el apetito por estímulos visuales, todo para los amantes de los cómics, las películas de terror y los vídeo juegos. Un poco después llegó Glenn Danzig y Misfits con sus calaveras pintadas en la cara. Mientras su vestuario era parecido al de Kiss pero en tono sádico, el sonido del grupo se apegaba al punk gótico. Casi en la misma época, Blackie Lawless de W.A.S.P. paseaba por el escenario un hacha afilada. Sus conciertos incluían una mujer con todo y latigazos, fuego y mucha sangre falsa.





  • NUEVOS FLUIDOS

Las nuevas filas del shock rock fueron encabezadas en los 90 por Rob Zombie y Trent Reznor. El primero está obsesionado con las películas de terror, de hecho su maquillaje fue tomado del filme 'Night Of The Living Dead' de George Romero y el año pasado realizó su propia película con muchos cadáveres y sangre, 'House of 1000 Corpses'. Mientras que el segundo con su grupo Nine Inch Nails, ha llevado el sadismo a su música, al escenario y a sus vìdeos, la mayoría de ellos vetados por ser tan explícitos. ¿Quién más podría contratar a un sádico para amenizar sus conciertos?.

Y siguiendo la línea, no podría faltar el protegido de Reznor: Marilyn Manson. El maquillaje regresó de forma estilizada con Brian Warner, con un discurso ofensivo para la mayoría (“vulgaridades, odio y perversiones sexuales” según dicen los que se oponen a Manson). La demencia llega hasta su vestimenta, que se modifica constantemente para mayor impacto y darle una nueva dimensión a la existencia de un shock rocker.



Después de Manson, surgió otra banda de shock rock que con tan sólo dos colores lograron una nueva sacudida. Insane Clown Posse y lo que responde a la cuestión: “todos aman a un payaso, ¿porqué tu no?”. Payasos diabólicos con instintos asesinos, ¿cómo no iba a funcionar?. En esa misma línea demoníaca, se encuentra Mudvayne, que en cierto modo alude a Darth Maul, pero en transformaciones más bizarras. Por su parte los integrantes de Slipknot parecen salidos de clásicos como “Friday the 13th” y “Texas Chainsaw Massacre”, mientras que aluden a temas como el odio y las disfunciones sociales. Otro de los actos más recientes del shock rock es Mushroomhead. La banda fusiona disfraces al estilo militar con máscaras de gas o sadomasoquistas, pero también incursionan en el maquillaje, recordándonos a Venom y el Hombre Araña.

Y tan sólo para mencionar algunas peculiaridades, Wes Borland robó atención en Limp Bizkit con sus ojos negros de poseído, mientras que en System Of A Down el guitarrista Daron Malakian recuerda a un chivo algo macabro, como la reinterpretación del diablo de los Balcanes. Aunque el que rompió los extremos es Mortiis, quien adoptó la imagen de un troll de tiempo completo para promover la tolerancia, un mensaje que volvió a crecer cuando apareció Ghost, el grupo que revivió la controversia y el espectáculo a través del vestuario para la nueva generación.


Aunque el “maquillaje es poder”, como dijera alguna vez Gene Simmons, todo acto de shock rock corre un riesgo: no renovarse lo suficiente para seguir alterando, porque siempre viene alguien detrás con una idea mucho más escalofriante. A fin de cuentas esto es una industria, a veces es demasiado fácil desaparecer.

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