El título podría decirlo todo: Who I Am, una explicación de quién es desde muchos ángulos, pero aún así, a lo largo de las páginas se acumulan incógnitas sobre Pete Townshend. ¿Qué tipo de libro hubiera sido sí la biografía no se hubiera convertido en una defensa?
Posiblemente sería uno completamente diferente si la acusación de pornografía infantil no hubiera aparecido, pero como no existe esa realidad alterna, las memorias de la mente maestra de The Who inevitablemente se inclinan hacia ese punto, la serie de hechos y traumas personales que lo llevaron en un momento de su vida a ingresar a una página en Rusia que lo colocó en la lista de posibles pederastas en el Reino Unido.
Debido a ese gran hecho, nos adentramos en más detalles de los que quisiéramos, pero de alguna forma nos brindan una nueva perspectiva de las letras de The Who. Ya no se trata del guitarrista que anunció en My Generation que preferiría morir a envejecer, se trata de un hombre exorcizando el peor periodo de su vida a través de sus canciones y la furia destructiva que se convirtió en el sello de las presentaciones del grupo. Desde ese punto de vista, parece que aquel periodo en que vivió con su abuela es necesario para explicar todo lo que ocurrió después, aunque tal vez nos hubiera gustado no conocer ciertos instantes de su vida.
Junto con la oscuridad de su infancia, Townshend establece el tipo de vida que tuvo al crecer a la sombra de la segunda guerra mundial, donde el clima cambiaba tan rápido que era imposible predecir que iba a suceder después. “La guerra había sido una amenaza real o un hecho por tres generaciones de mi familia. En 1945 la música popular tenía un propósito serio: desafiar a la depresión de la posguerra y revitalizar las aspiraciones románticas y esperanzadoras de un pueblo exhausto”.
A diferencia de las biografías de otros músicos de la misma época, la inmersión de Townshend en la música no llega como algo fortuito o el resultado de las circunstancias, para él la música es el estilo de vida de su familia, aunque fue una verdadera revelación cuando la guitarra se volvió sinónimo de rock and roll. Sin embargo para llegar ahí es necesario adentrarnos en la escabrosa infancia que posteriormente fue una adolescencia entre una actitud abusiva y la timidez que siempre lo hizo sentir un inadaptado.
The Who comenzó cuando había optimismo entre los jóvenes de la clase trabajadora, tenían la oportunidad de cambiar y desarrollarse. Por primera vez en la historia toda una generación tuvo la oportunidad económica y educativa para dar la espalda a los trabajos de la fábrica sin salida de sus padres, que, “traumatizados por dos guerras mundiales, habían respondido mediante la creación de una manta de seguridad de conformidad. En esta oleada de esperanza y optimismo, The Who se propuso articular la alegría y la rabia de una generación que lucha por la vida y la libertad”.
Pero la inocencia perdida por Townshend hizo que el optimismo tuviera otro enfoque: “Todo buen arte no puede evitar enfrentarse a la negación en su camino hacia la verdad”. Con The Who sintió que tenía la oportunidad de hacer música que se convertiría en parte de la vida de las personas, su música daría “voz a lo que todos necesitamos expresar - como un grupo, como una banda, como comunidad, como una sociedad secreta, como subversivos. Vi a artistas pop como espejos de su público, el desarrollo de formas de reflexionar y hablar la verdad sin miedo”, sin embargo descubrió más tarde que muchas de sus palabras eran sobre sus propios miedos aún ocultos en su memoria.
Como expone Townshend en Who I Am, el rock se convirtió en todo, “el último vehículo hacia cualquier cosa... para construir, destruir y crear. El último vehículo para la autodestrucción”, una ruta que en gran parte tuvo la influencia del movimiento mod, el riff más famoso de los Kinks, el impulso de la compañía de Jim Marshall, que sin saber que el diseño de amplificadores lo podría hacer rico, logró que tanto Pete como John Entwistle tuvieran una potencia de niveles legendarios.
Junto al estruendoso ruido (y la pérdida de algunas frecuencias por cortesía de Keith Moon), el libro se trata de descubrir a The Who a través de las pretensiones y grandes aspiraciones creativas de Pete Townshend, las cuales tardaron en desarrollarse (sus primeros dos cortes fueron inspirados por un plagio/tributo) del simple hit al concepto, tal vez el protagonista de la historia todavía no había aceptado lo que le había sucedido e iba en camino hacia el alcoholismo, pero había profundizado en su historia personal y producido un nuevo tipo de canción que parecía pop poco profundo en la superficie, pero por debajo podría estar lleno de psicosis oscura o una amenaza irónica.
Afortunadamente, gran parte de la historia ocurre en los años de The Who, sin embargo no se puede perder de vista la intención de Pete Townshend de auto glorificarse como genio creativo y al mismo tiempo lograr una defensa tardía de aquella acusación que lo convirtió en un ermitaño en años recientes. Obviando todos esos instantes en los que habla de un oscuro olvido que regresa para atormentarlo, Who I Am tal vez no logra enriquecernos plenamente con la historia del rock and roll, sin embargo los detalles sobre la construcción de estudios de grabación, la fuente de inspiración de las canciones, las vívidas historias sobre los cuatro integrantes del grupo y el desarrollo de Tommy y Quadrophenia hacen que uno tenga una nueva visión de Townshend, aunque a veces parezca algo gris por los mismos hechos.
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